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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Destierro en la red social

Una cuidadora geriátrica vejó a una anciana en la residencia en que trabajaba y una compañera lo grabó y lo subió a Instagram. Contra lo que pretendía, la historia no divirtió a sus seguidores, sino que les subió la temperatura de indignación y se declaró un foco de incendio en las redes sociales. La vejadora era youtuber y anunció en un vídeo que dejará su actividad social virtual durante una temporada.

Se suele actuar así, con anuncio o sin él, en la vida. En España se denuncian 20.000 desapariciones al año, porque en la vida la asistencia es obligatoria y las ausencias sin justificar se llevan ante la policía. La vida virtual es voluntaria y hay quienes se despiden y quienes se van a la francesa y dejan de subir sus cosas.

Esta conducta en redes también se parece a la del que desaparece temporalmente después de una de esas fechorías por las que le acaba buscando la policía o "unos tipos". "Pon tierra de por medio" le suele decir una figura de autoridad. No hace falta que cambie de nombre o de estado, como hacen en las películas estadounidenses después de los atracos; basta con que vaya a la casa de un primo o al sofá de un amigo en otra provincia y baje el perfil (como se llama a la actividad personal -más que a la identidad- en la vida real y en la virtual). La policía tiene unos medios limitados y "los tipos" que buscan suelen ser muy territoriales y aceptan que te castigues no volviendo a aparecer por donde andan. El destierro era una pena muy común en la antigüedad, inmediatamente inferior al ajusticiamiento. En las redes sociales aún no hay tablas con tiempos de condena para los destierros por imprudencias que acaban en incendio.

Una idea millonaria para la vida virtual -atento, Mark- sería una plataforma que cumpliera la misión de las clínicas de rehabilitación a las que acuden los famosos cuando los cazan cargados de droga o en conductas que, piadosamente, puede explicar una adicción. Después de unos días humillados en los medios de comunicación el mero ingreso en la clínica era mano de santo y la salida era la misma redención.

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