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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Crónicas estivales (y V): Dudo, luego existo

No es el momento de tirar la toalla. Si queremos tumbar la "curva" de la covid-19 es imprescindible llegar a acuerdos entre los partidos, las administraciones, los agentes sociales, y la ciudadanía

Bajo el título genérico de Crónicas estivales, hace años que dedico mis colaboraciones del mes de agosto a reflexiones, relatos, historietas y similares, de carácter ligero, desenfadado y alegre. Hoy. última Crónica del finalizado agosto 2020, les confieso que he tenido dificultades para mantener la perspectiva de divertimento, ya sea porque los años no me pasan en balde y/o porque las circunstancias han sido radicalmente diversas.

Lo propio era que, después de unos meses considerados "vacacionales", aunque no todos hubieran tenido posibilidades de gozarlas, porque su profesión va ligada a la actividad turística o porque su estatus ha sido de inactividad laboral forzosa, el día 1 de septiembre, mañana, se consideraba el regreso a la normalidad, léase entre otros inputs el inicio de un nuevo curso escolar. Pero mucho me temo que las circunstancias del 2020, la pandemia de la covid y sus entornos, hayan modificado de manera sustancial nuestras inquietudes y preocupaciones.

Después de largos meses de confinamiento, léase de "cuarentena" encerrados en nuestros domicilios, después de recorrer la desescalada por etapas del denominado estado de alarma, parecía que inaugurábamos una nueva normalidad donde la covid-19, aunque seguía vivo y coleando, disminuía su intensidad. Los expertos vaticinaban una probable segunda ola en otoño, mientras avanzábamos hacia una vacuna eficaz. Pero la realidad es otra. Hoy, final de agosto, víspera del 1 de septiembre del 2020, nos encontramos inmersos en una crisis sistémica de naturaleza sanitaria, social, económica, medioambiental, educativa? y un suma y sigue que afecta a nuestro sistema de convivencia: desigualdades socioeconómicas crecientes, degradación del sistema representativo, desencaje profundo de nuestro modelo territorial, colonización partidista de las Administraciones y de otras instituciones.

¿Cómo reaccionamos frente a tales realidades que afectan directamente a nuestros contenidos y modos de convivencia? Antes de finiquitar estas Crónicas he empleado largos días en "testar" los estados de ánimo de diversos segmentos sociales que conforman nuestra compleja realidad sociológica. Reitero la constatación de la liquidación de facto de las denominadas clases medias, que de algún modo facilitaban la posibilidad de ascenso social y de acceso a los ítems que configuran el denominado estado del bienestar. He acudido a las fuentes propias de la Fundación Gadeso reflejadas en Quaderns Gadeso. Ciudadanos con formación incluso superior en situación de paro sistémico, y/o al amparo de ERTE, y/o de ayudas para cubrir su subsistencia sin comprender el qué, ni el porqué. Algunos de nuestros colaboradores que voluntariamente se han "confinado" en sus domicilios. Y jóvenes, no sólo sin presente sino también sin futuro. Su estado de ánimo no es, ni puede ser, optimista; domina el desencanto,la preocupación y el desconcierto.

Pero el futuro no está inevitablemente escrito. No es el momento de tirar la toalla. Si queremos tumbar la "curva" de la covid-19, aunque parezca pedir peras al olmo, es imprescindible llegar a acuerdos operativos entre los distintos partidos políticos más allá de sus lógicas discrepancias, las distintas administraciones públicas, los agentes sociales, y la ciudadanía. Fácil no es, pero necesario sí lo es. Hoy tenemos el reto del comienzo del nuevo curso. Está en juego un posible contagio y rebrotes de sus actores, desde profesores, alumnos y personal auxiliar. Pero también reactivar el sistema educativo abierto y en igualdad de oportunidades a todo el alumnado. Desde el acceso a conocimientos y a las nuevas tecnologías, pasando por la creación y consolidación de actitudes sociales y cívicas. En caso de contagio y si es preciso tomar medidas de confinamiento con los escolares, ¿cómo se plantea y "soluciona" la conciliación laboral con la responsabilidad como padre y madre? El tema no es baladí.

Llegado a este punto, ¿cómo se justifica el título de está ultima Crónica 2020: Dudo, luego existo? Pretendo no ser ingenuo. El estar amortizado políticamente y haber cumplido muchos decenios de años me han inyectado cierta dosis de escepticismo. Motivos para ser optimista a ultranza, no tengo; pero tampoco, aunque tenga la tentación, instalarme en un pesimismo radical. Me inquietan los fundamentalistas de cualquier especie, conmigo o contra mí. Me desasosiegan los neutrales y los equidistantes. Rechazo a los/as que nunca dudan de nadie, de nada, ni de sí mismo. Dudar no puede convertirse en mirarse el propio ombligo. La duda tiene relación con el sentido del humor y reactiva las neuronas. En la práctica política cotidiana la duda facilita escuchar (¡no sólo oír!) y respetar otras maneras (¡no todas!) de pensar, posibilitando poder llegar a acuerdos y no convertir la acción política en la descalificación, el insulto y en la mentira.

Desde mis dudas, confío en que mis Crónicas estivales 2021 recuperen el desenfado y el divertimento.

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