La culpa reside siempre en los otros. Obtenemos malas calificaciones porque el profesor nos ha suspendido y no porque hayamos dejado de esforzarnos. La culpa de que se conozca nuestra intimidad más frágil es de nuestros interlocutores y no nuestra, que la destapamos primero. El malestar actual del globo está provocado por Oriente y no por Occidente, desde donde acaso encendimos el fuego.

No recordamos en Occidente una dimisión gubernamental en bloque por barbaries concatenadas. Pero sí osamos decirle a Líbano qué debe hacer con su caos estructural, después del gesto de Hasán Diab y su equipo de gobierno de dimitir tras una explosión y 200 muertos y aun sabiendo que los problemas de la región no se solucionarán sin resolver antes el conflicto árabe-israelí y las relaciones con Irán, pugna azuzada también desde poniente. Desde nuestro lado nos referimos únicamente al tejido corrupto "más grande que el propio Estado" (en palabras de Diab) que recorre la República Libanesa cuando nos desentendimos de su crisis de refugiados. Líbano, una creación para dar patria a los cristianos maronitas (hecho que Siria nunca ha aceptado), se ahogaba acogiendo a un millón y medio de refugiados sirios, al tiempo que EE UU y Francia se tapaban los oídos. Ahora nos limitamos a un puntual envío liderado por el Elíseo con ayuda de emergencia, pero sin vincularla a los cambios estructurales que el país necesita, como me comenta una fuente conocedora del asunto.

Desde Europa y EE UU seguimos enviando militares por doquier para apagar el fuego creado por el Estado Islámico (EI). Ese fuego lo encendimos nosotros. Exportamos a tropel numerosos paquetes con armas a Arabia Saudí, que luego acaban en manos del EI, como se desprende de una investigación de Robert Fisk, donde figuran ventas de arsenal bosnio a Arabia Saudí. Quizá consiga así Sarajevo los puntos que necesita para entrar en la UE y la OTAN.

Nos seguimos preguntando si los saudíes están detrás de la financiación del terrorismo yihadista, pero hemos tardado tiempo en prestar atención a lo sucedido en Bielorrusia, donde durante veintiséis años las protestas de la oposición son calificadas de terrorismo e implican cárcel o exilio. Europa se despierta en este momento de una larga siesta para acordarse del país eslavo. Exportamos munición más que nadie, aunque de repente hay embargo y sanciones a Bielorrusia. Al menos de los saudíes ya conocíamos el origen. "Propaga las doctrinas severas de la misión Wahhabi y te daré gloria y poder", le dijo en 1733 M.B. Wahhab a M.B. Saud. Et voilà.

Seguimos lamentando la pérdida de miles de muertos en Irak. 655.000, según The Lancet. De nada sirvieron las pesquisas de la inteligencia española y británica, que recelaban de la idea que relacionaba a Irak con la fabricación de armas de destrucción masiva. Lean el libro de Fernando Rueda bajo el mismo título.

Justificamos la intervención de EE UU en Ormuz. Pero tal vez la amenaza del país persa de cerrar el paso sea en defensa propia, por la imposibilidad de exportar petróleo tras las sanciones unilaterales impuestas desde 1979 por el Primer Mundo. Una quinta parte de las exportaciones mundiales de petróleo pasan por este pequeño canal. Si esta ruta se bloqueara, el suministro mundial de petróleo caería un 20%. "Necesitamos poner orden allí", me soltaba un oficial de oficial militar norteamericano de alto rango en Palma el año pasado. " Careful?", pensé . La CIA ya dejó su puntilla en 1953. Reconoció su participación en el derrocamiento de Mohammad Mossadeq, elegido democráticamente. El osado líder intentó nacionalizar la industria petrolera del país, que había estado bajo el control británico. Qué lejos queda ya la "amistad insustituible" que le prometió Carter a Pahlevi.

EE UU se las da de árbitro de la paz en el acuerdo de paz entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Todos sabemos que ese apretón de manos no es más que una humillación añadida hacia los palestinos, al romper el consenso entre estos y los emiratíes de no establecer relaciones con Israel hasta la creación de una Palestina soberana. Sería ridículo no reconocer ahora que la anexión de territorios en Cisjordania se reanudará pronto. Y una nota que se suma a otra: un avión de EAU aterrizó en mayo en Tel Aviv con toneladas de ayuda médica para los palestinos. Fue rechazada por sus líderes, ya que nadie había coordinado con ellos ese envío.

Este panorama obliga inevitablemente a reflexionar acerca del concepto de moral política que alienta a los gobiernos desde el oeste hasta el este. De momento, nos queda esperar a qué se traduce esta retirada a tiempo del último gobierno libanés y poner en práctica esa técnica psicológica conocida como entrenamiento-en-solución-de-problemas. A la vez que escribo estas líneas me salta lo siguiente: Los yihadistas tratan de entrar en España camuflados en pateras. ¡Es difícil parar al monstruo que has creado durante años!

*Periodista y profesor de Secundaria