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Miguel Vicents

El dolor no os matará

En Facebook, Twitter e Instagram casi todo es una cuestión personal. El advenimiento del periodismo ciudadano que anunciaron las redes sociales en su nacimiento se dio un tremendo batacazo a las primeras de cambio y hoy se ha quedado en una exploración extrema del yo, con poco espacio para el pudor y el respeto. De los egos revueltos de los usuarios que tanto se aman y esperan sentir el aliento y la complicidad de sus comunidades, surge una tendencia enfermiza: la propia exhibición personal como víctima de una injusticia, situación, individuo o ente abstracto, buscando la equiparación con víctimas reales.

El Estado español es el ogro número uno de las comunidades nacionalistas, como Ryanair o Vueling lo son de los viajeros de fin de semana que llegan con retraso, menuda tragedia. "Se van a enterar en la planta noble de la aerolínea", parecen clamar con sus tuits incendiarios. Hasta los supuestos tipos duros flaquean en 140 caracteres. Un dirigente de la antigua mesa nacional de HB lamentaba amargamente hace unos días haber sido detenido injustamente en el pasado por el "Estado español" solo por haber mantenido una reunión política. Recibió la solidaridad sincera de sus seguidores, aunque la cita en cuestión no fuera precisamente una reunión pacifista.

También hay víctimas de su propia vida, médicos, profesores, periodistas, que narran con hastío su quehacer cotidiano para que entendamos que fueron llamados a alcanzar más altas cotas que, curiosamente, nunca alcanzan. Y víctimas de personas concretas. Esta semana le ha tocado a Loquillo por un comentario desafortunado pronunciado en el escenario. A toda prisa ha tenido que disculpase el cantante ante la catarata de ofendidos desde el día de su debut. No obstante, para todas estas víctimas de ocasión hay un mensaje esperanzador: el dolor no os matará.

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