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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

Desacuerdo

Mi madre, un ama de casa convencional, era una disidente de todo. La recuerdo mirándonos a sus hijos con una extrañeza que no le cabía en los ojos, como si dijera:

-¿Yo he ocasionado todo esto? ¿Yo soy la responsable de esta gusanera?

El gesto de extrañeza duraba un instante, luego regresaba al papel que la economía le había asignado. Y nos preparaba el baño, nos hacía la cena y hasta nos besaba al llevarnos a la cama. Muchas veces, antes de dormirme, me preguntaba cómo era mi madre cuando ya no estábamos. Jamás me pregunté cómo era mi padre porque él no manifestaba su desdicha. O no la padecía o se la guardaba. ¿Pero cómo son las madres después de que sus hijos se encuentran en la cama?

En todo caso, aquella mirada se quedó en mí como una herida hecha con un hierro al rojo vivo. Como se marca al ganado. Estoy marcado por la extrañeza de mi madre. De ahí que a veces sea para mí mismo una especie de pariente lejano. Me sueno, me conozco, pero no sé de qué, no acabo de ubicarme. O sí: ese rostro, el supuestamente mío, lo vi ayer en el espejo de la frutería. Yo estaba allí, comprando unos aguacates. Luego pagué, di la espalda a la imagen del espejo y salí de la frutería, de la real y de la reflejada.

Pero salí como un extraño, como un desconocido. Me gustan más los días en los que soy un desconocido que en los que soy puramente yo. En los días en los que soy un desconocido me observo con la mirada de mi madre, como si fuera adoptado. Me extrañan mis gustos lectores, gastronómicos o sexuales. Son los de otro. Fui otro para mi madre. Soy otro para el mundo, para mi gato, para el espejo del cuarto de baño. Soy otro disfrazado de mí, lo que significa que mi yo es una prótesis. Tengo una prótesis en el lugar en el que otros tienen un yo. La prótesis, me dijo un día un manco con una mano artificial, te permite apreciar la artificialidad del órgano natural. Entre tanto, discurre el aniversario de la muerte de mi madre y al recordarla me pregunto quién fue y me respondo que fue una disidente de la vida. En eso he acabado yo: en un profundo desacuerdo con todo.

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