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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Crónicas estivales (1): La juventud en la picota

Los jóvenes buscan la complicidad con los suyos. El asociarse y el divertirse, aunque suene mal, son un derecho y una necesidad

Apunto de iniciar esta mi primera Crónica Estival aparecen dos noticias, dos realidades, que condicionan cualquier comentario, incluido este artículo "La juventud en la picota". El Reino Unido, UK, no sólo no ha retirado su imposición de una cuarentena a los/las que aterricen en los aeropuertos británicos procedentes de España incluido Balears; sino que además desaconseja visitar España, incluidas nuestras islas. La crisis, el crack, está garantizado. Para mas inri, según la Encuesta de Población Activa (EPA) que acaba de publicarse, "Balears encabeza la bajada del empleo en el segundo trimestre del año. Las islas cuentan con 66.000 trabajadores menos en comparación a 2019, sin contar los incluidos en los Ertos".

Y el hecho de que en nuestra Comunidad el paro juvenil (18-25) es el más afectado, justifica que destine estas líneas a nuestra juventud. El punto de partida es la opinión publicada y de los adultos que han (hemos) decidido que nuestra juventud, desde los/las adolescentes a los millenials, son agentes avanzados del contagio de Covid19. No aceptan ni practican su responsabilidad individual. Fiesta continua, mascarillas al garete, pasotas, gandules y suma y sigue. Sin negar parte de los hechos, les confieso que no me convencieron, ni me convencen, tales argumentos acusatorios. Quizás, debido a mis cuitas de vejete, se me antoja como más inquietante los muertos y contagiados de las residencias de ancianos.

El documento e referencia es el nº 395 de Quaderns Gadeso donde se reflejan los estados de ánimo y de opinión de la población juvenil de Balears referidos a la situación socioeconómica y personal a corto y medio plazo.El resultado es peculiar, no domina ni la opinión positiva o negativa. Se manifiestan apáticos, indecisos, cabreados?He constatado tal estado de ánimo a través de unas conversaciones mantenidas hace escasas fechas con jóvenes de diversos sexos, edades y contextos familiares, repescados de los que tuve contacto durante el confinamiento.

El 20-21 de abril, en plena cuarentena, el estado ánimo no era positivo. Con distintas intensidades, los encontré inquietos y desconcertados. Las situaciones eran distintas según el contexto social y económico. El primer condicionante era, y es, el hogar familiar donde debían vivir y convivir durante su confinamiento. No era, ni es, igual un piso de 50 metros en régimen de alquiler, con una ventana con vista a un patio interior, con comedor/cocina, con baño con ducha, y dos habitaciones; que un piso de 85 metros, en régimen de propiedad, con un balcón exterior, con salón comedor, cocina, baño completo y con tres habitaciones. La situación profesional/laboral también era diversa: los unos/as propietarios de un comercio, contable en una empresa?; y los otros oficial-albañil, incluido en un Erte?. Tampoco era iguales los soportes técnicos: televisión, internet, redes etc. El quehacer cotidiano no era igual. Unos/as podían entretenerse a través del uso de las redes sociales; los otros/otras tenían que conformarse con la programación de las teles.

Los cuasi adolescentes (16-18) de contextos familiares medio/bajo, seguían víctimas de la crisis del 2008, en búsqueda de trabajo y/o encontrar sentido a sus estudios; no entendían porque los enjaulaban y los alejaban de sus amigos/as. Los/las jóvenes (23-25), de clase media consolidada, no encontraban un trabajo adecuado a sus niveles formativos.Sin que sirva de precedente, tuve que aconsejar a más de uno que aligerase su curriculum si quería encontrar trabajo . La emancipación pura utopía.

A finales de julio, hace escasos días, me reencontré con los mismos jóvenes,ahora en proceso hacia la Nueva Normalidad. Estaban desconcertados y cabreados ante la realidad socioeconómica y su situación personal, a corto y medio plazo. Palabras suyas: "Ni trabajo, ni futuro, ni confianza. Entonces la situación de entrada era mala. El golpe de la pandemia ha sido peor. Las ayudas para superarlo escasean. Las perspectivas de futuro son pésimas. El coronavirus se ceba con nosotros lastrados por la anterior crisis. Pese a ser el sector de la población más frágil, no contamos entre los grandes programas de ayuda aprobados durante la pandemia relacionados con nuestras necesidades personales, profesionales y formativas".

Y buscan la complicidad con los suyos. El asociarse y el divertirse, aunque suene mal, son un derecho y una necesidad. La amistad, las amistades, son elemento central de la identidad de los jóvenes. El problema surge (sic) cuando lo que comparten es la oscuridad presente y futura. Sin que sirva de excusa o justificación, su "divertimento" es su válvula de escape. Esperan confusos el inicio del curso. Habrá que conjugar la seguridad sanitaria y el acceso en igualdad de oportunidades a una educación inclusiva y de calidad.

Los adultos ¿somos conscientes de que si seguimos por la misma ruta, vamos a dejarles en herencia a nuestro hijos/as, nietos/as,? una sociedad presente y futura peor que la nuestra?

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