Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

Me levanto y salgo

"¿A qué venía yo aquí?", decía mi madre cada vez que entraba en una habitación. Luego se quedaba unos instantes pensativa, se hurgaba en los bolsillos, como buscando en ellos lo que no encontraba en su memoria, y se daba la vuelta para irse por donde había venido. Yo regresaba a mis cosas preguntándome si aquella interrogación tan repetida no se referiría al mundo: ¿A qué he venido yo al mundo?

Se lo comento a mi psicoanalista, que me pregunta a qué he ido yo a su consulta.

-He venido -le digo- a por algo que no sé qué es. Con frecuencia me dan ganas de empezar la sesión de ese modo: ¿A qué he venido yo aquí?

- ¿Y se le ocurre alguna respuesta?

-Bueno, quizá he venido a hablar de mi madre.

-Pues hable de ella.

-Ella también decía: "No sé dónde tengo la cabeza". Yo le miraba la cabeza, y veía que la tenía sobre los hombros, como todo el mundo, de donde deducía que se refería a una segunda cabeza de carácter invisible que dejaba olvidada en cualquier parte.

-¿Viene usted aquí en busca de esa otra cabeza invisible de su madre?

-Tal vez sí.

Luego permanezco en silencio, observando desde el diván, con las manos entrelazadas sobre el vientre, los dibujos efectuados en el techo por una mancha de humedad.

-Tiene usted una humedad -le digo.

-¿En dónde? -dice.

-En el techo, claro -digo yo.

Ella calla y yo me encierro también en un mutismo vengativo, creo que un poco infantil.

-Tiene usted la cabeza en otro sitio -señala al rato.

-Ayer -respondo- vi un capítulo de Mad Men en el que su protagonista dice: "Veo pasar mi vida e intento saltar para meterme en ella, pero siempre hay algo que lo impide".

-Es la hora -dice mi psicoanalista con un fondo, me parece de maldad.

Me levanto y salgo.

Compartir el artículo

stats