Diario de Mallorca

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Miguel Vicents

Vía libre

Miguel Vicens

La arqueología postcovid

El sueño ecologista de una Mallorca sin turistas se ha cumplido abruptamente. Y lo ha hecho incumpliendo el socorrido vaticinio del agotamiento del modelo económico que dio para tantos informes y algún documental muy aplaudido. Tampoco han sido necesarios desastres climáticos, llevar el nivel del mar a las faldas del Puig Major o que Greta Thumberg alcance la mayoría de edad.

En cuatro meses de terrible pandemia morían 226 personas, los aviones dejaban de volar hacia Mallorca y la economía se hundía, la economía global y local, mientras la naturaleza mostraba una capacidad de recuperación que nos devolvía sensaciones y paisajes de la Mallorca de nuestros padres. Un espejismo. El pasado no regresa, tan cierto como que la Covid-19 no era una leve gripe. Lo viejo abandona en el territorio sus despojos y nos obliga a cambiar mirando al futuro, a arriesgarnos, a abrazar el futuro.

Recorrer hoy zonas de Magaluf o de la Playa de Palma, los dos grandes polígonos industriales del turismo de ocio masivo, con sus arquitecturas degradadas y vacías, es como volver a ver aquellas enormes promociones de viviendas expropiadas de la gran recesión de 2008 que nadie llegó a estrenar. Pero insistimos con tozudez en los viejos parámetros, esperando el pronto regreso de todo lo conocido. Seguimos imprimiendo periódicos para lectores que tienen un móvil como extensión de la mano las veinticuatro horas al día o construyendo autopistas de proporciones desfasadas que confunden la Mallorca postcovid con Los Ángeles. También nos felicitamos por la “contención” que supone aprobar ahora un techo de 32.000 plazas turísticas; proyectamos la futura ampliación del aeropuerto no se sabe para quién o aprobamos deprisa y corriendo un decreto para proteger un territorio que en este preciso instante está más protegido que nunca, ya que no hay promotor que con esta incertidumbre vaya a amontonar dos ladrillos para construir una vivienda, con trabajadores en ERTE que tienen vetado el crédito o cualquier alegría consumista. La vacuna, cuando llegue, nos protegerá contra la enfermedad que tantas vidas se ha cobrado, pero no nos devolverá la Mallorca ni el mundo anterior a la pandemia, conviene tenerlo en cuenta, cuando todo son aún incógnitas a nuestro alrededor.

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