El plan piloto desplegado esta semana para recuperar la actividad turística en Mallorca ha superado con creces los resultados perseguidos. En siete días, la mitad del tiempo previsto, puesto que las restricciones del estado de alarma acaban hoy, habrán llegado a Mallorca tres mil turistas alemanes, el doble de los esperados en principio en este periodo de tiempo. Tal como están las cosas, de entrada no se podía pedir más.

"Nos sentimos seguros""Nos sentimos seguros". Esta ha sido una expresión repetida entre muchos pasajeros alemanes al aterrizar en Son Sant JoanSon Sant Joa. Es el mejor eslogan que se puede lanzar en estos momento. Transmite un inequívoco mensaje de seguridad y tranquilidad hacia los mercados turísticos emisores de Europa. Pero también hay que decir que no es casual ni superficial. La buena impresión que da el plan piloto es consecuencia del intenso trabajo desarrollado por las autoridades y los empresarios del sector turístico.

Balears acaba de dar pruebas fehacientes de ser un destino turístico seguro. Hoy, quienes se plantean visitar el archipiélago saben que aquí se han tomado medidas preventivas, que hay suficientes equipamientos sanitarios disponibles y, en caso de rebrotes en algún establecimiento, apartamentos preparados para la cuarentena.

Dicho esto, sin abandonar el realismo, hay que dejar constancia también de que la de 2020 no será una buena temporada turística. El incremento de reservas por parte de los touroperadores y la recuperación del alquiler vacacional con nueva energía permiten aventurar que julio y agosto acumularán resultados aceptables, incluso que la actividad en los establecimientos turísticos se dilatará un poco más de lo que hubiera sido habitual. Pero en ningún caso será suficiente, porque los mejores pronósticos también indican que, en el mejor de los casos, solo logrará abrir la mitad de la planta hotelera, con lo que ello significa de estancamiento laboral, parálisis económica de conjunto y falta de efectividad para el sector servicios y la oferta complementaria en todo su conjunto.

Estamos por tanto inmersos en una batalla de victoria muy relativa y condicionada. Es verdad que el plan piloto de esta semana infunde esperanza y optimismo pero ello, por sí solo, no le dota de capacidad suficiente para conducir a la plena normalidad en un breve plazo de tiempo, mientras hay necesidades empresariales, sociales y económicas que no pueden esperar.

Es por ello que quienes reclaman mayores apoyos institucionales y ayudas efectivas para los trabajadores se sitúan en la línea adecuada. El presidente Sánchez anunció el jueves que el Gobierno inyectará 4.262 millones al sector turístico para su recuperación. También ha abierto una línea de créditos ICO de 2.500 millones para invertir en promoción. Ahora hace falta que concrete el futuro de los ERTE y su prolongación por estado de necesidad, una reivindicación específica de Balears, sustancial para atender las necesidades de los trabajadores y dar oxígeno a las empresas turísticas.

El plan piloto de esta semana y el desarrollo menguado de la actual temporada deben ser el camino para la estabilidad plena de la campaña de 2021, que sí tiene buenos augurios. Pero en ella también debe estar incorporada la capacidad plena de reacción rápida y segura ante brotes puntuales de coronavirus que en absoluto son descartables. Solo así se mantendrá la sensación de seguridad que han manifestado los visitantes del plan experimental.