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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Vacuna cara y lejana

La Covid-19 nos presentó a la comunidad científica. Como comunidad, se parece a todas; como científica, se diferencia de las que no lo son. Las comunidades se forman con individuos diferentes con intereses solo parecidos a cuyo objetivo medio se llama común.

La comunidad científica está obligada a organizar el conocimiento sobre la estructura de hechos objetivos y accesibles a distintos observadores. De ella nos dijeron que llegaban mensajes de que la vacuna contra la Covid-19 estaría pronto. Salimos del confinamiento, nos distanciamos de la fecha del primer brote y se aleja el remedio. Siempre hay esperanza en el horizonte y siempre hay horizonte. La OMS calcula año y medio. Como hay mucho afán contra el causante de la pandemia, en cinco meses surgieron 125 proyectos de vacuna, 10 de ellos en pruebas en países potentes. China, India, Rusia, Estados Unidos, han emprendido la carrera en solitario para el siguiente pelotazo del siglo XXI. Con tanto interés por el medio nos llegarán mensajes muy poco científicos de esta comunidad que vamos conociendo.

Datos más generales enfrían la previsión. No hay tantas vacunas: sólo 26 enfermedades disponen de este remedio. Por la del Sida llevamos esperando 36 años. Lo normal en vacunas es que del laboratorio a la calle pasen 10 años. Las cuatro empresas que oligopolizan la fabricación mundial de vacunas calculan que fabricar las dosis requerirá entre seis meses y tres años. Para entrar en esos tiempos habrá que arriesgar, probar sin certezas y fabricar millones de dosis, aunque puedan acabar en la basura. El horizonte es un negocio contra reloj. Como la apuesta se hace sobre el tiempo, siempre produce más negocio. Va a ser cara la vacuna.

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