Ver para creer. Evidentemente que no es momento ni mucho menos para lanzar las campanas al vuelo sobre las previsiones turísticas de la temporada alta. Toda moderación es poca. Para suavizar las presuntas adversidades hay que exigir a las autoridades públicas coherencia y generación de certidumbre. Peculiaridades que en estos momentos no se dan.

De cara a este futuro próximo y en el contexto de estos dos criterios incontestables de coherencia y certidumbre, hemos de plantear una doble perspectiva: la sanitaria y su vinculación con la movilidad y la económica-laboral. Es conocido que en Baleares y en especial Menorca mantienen unas cifras positivas y mejor que las de la península al contar con una cantidad de contagios muy reducidas incluso si consideramos algunos casos excepcionales de desorden grupal. Por otra parte, las islas y su Govern tendrán a partir del que será el último estado de alarma, un poder de decisión amplio según se ha prometido. Sin embargo, para Baleares son cruciales las actuaciones en relación a las comunicaciones internacionales y entre Comunidades Autónomas y provincias que como es patente siguen en manos del Gobierno central. A una economía tan abierta como la balear le interesa este último aspecto, hoy fuera de su control.

En este sentido, observamos que la realidad no deja de ser deprimente. Se instaura un confinamiento para los extranjeros que llegan a territorio español muy negativo incluso a efectos de imagen. Eso si más barato y cómodo que exigir o hacer una prueba de ausencia de contagio. Estamos viviendo el espectáculo de que Alemania niega la apertura del tráfico internacional solamente a España y Noruega esperando hasta el 1 de Julio en que, si no hay un cambio repentino de los que nos tienen acostumbrados nuestro Gobierno, abran las fronteras hacia aquí.

El Gobierno acaba de desdecir a la Ministra de Turismo que ha fijado fecha de la apertura de viajes entre España y Portugal cuando ambos países se han de reunir el 15 de Junio para determinar un día concreto. Y así sucesivamente. En cualquier caso estamos a expensas de que el Gobierno se decida, lo antes posible, a diferenciar entre territorios esta regulación homogeneizadora del 1 de Julio, independientemente de las presuntas pruebas piloto no aprobadas de momento. Ahora parece que la Ministra de Economía asegura que el 20 de Junio se pueden abrir las fronteras con Francia y Portugal

Obviamente estos vaivenes crean unas expectativas inciertas que nada ayudan a la propia actividad económica en las que la improvisación y la incoherencia juegan un papel determinante. En cuanto al tema laboral, la incertidumbre no ayuda. En principio,está el tema de la reforma laboral que alcanzó unas cotas lamentables hace unas fechas en la que a medio plazo nos enfrenta a la espada de Damocles de las exigencias europeas para la concesión de subvenciones sin contrapartida. Pero hablando a muy corto plazo, la gestión de los ERTE no ha generado una dosis adecuada de incentivos para el desarrollo de la actividad económica. Es evidente que para el turismo son necesarios y lo seguirán siendo. Sin embargo, para la reapertura de los negocios de alojamiento y restauración dejan mucho que desear. Parece claro que se necesitan unos criterios más flexibles en su funcionamiento. En síntesis y sin poder entrar en matices, muchas empresas se ven penalizadas cuando pretenden que algunos de sus trabajadores salgan del ERTE para desarrollar su actividad muchas veces en precario hasta que se produzca una auténtica recuperación de la demanda, hoy en día todavía difícil.

Si estamos instalados en una crisis sin precedentes, las empresas se enfrentan a un entorno de tanta inseguridad en muchos casos provocada por la ineficacia, que sus análisis coste-beneficio no generan los resultados apetecibles como para incentivar su vuelta al mercado.

* Profesor Emérito de Economía Aplicada