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Mar Ferragut

La grieta en el sector educativo

Después de muchos años cubriendo la información sobre el sector educativo, estos días muchos de mis conocidos (algunos con hijos, otros no) en cuanto me ven me dan automáticamente su opinión sobre el papel de los profesores durante la pandemia. Y no es buena. Y me sabe fatal porque pienso en los docentes que han dado su número de teléfono personal a sus alumnos y han estado respondiendo mensajes de 'whatsapp' hasta las diez de la noche. Me duelen esos reproches generalizados y al por mayor porque pienso en la directora de un colegio muy humilde de Palma que estos meses ha sudado tinta para que sus alumnos más vulnerables (MUY vulnerables) no desaparecieran en la oscuridad y quedaran totalmente desconectados (además de ir más allá de su función y organizar un reparto de bolsas con material escolar, regalos y libros durante el confinamiento).

Yo respondo contando los buenos ejemplos que conozco de primera mano, pero veo tanta frustración y cansancio en unas familias sobrepasadas y decepcionadas que poco más puedo hacer que escuchar y constatar el divorcio entre docentes y padres, la grieta que se abre en la comunidad educativas. Los padres cuentan lo bueno, los profesores que han exprimido al máximo sus posibilidades para acompañar a sus alumnos, pero les pesan mucho los del extremo contrario: aquellos de los que no saben nada desde el 13 de marzo.

La desescalada educativa es la más difícil de todas. La escuela es la institución del archipiélago en la que más gente trabaja y la que afecta a más gente (encima, gente 'especial': menores de edad). Y sí, es más fácil reabrir la terraza de un bar que todo el sistema educativo. Pero las familias necesitaban mayor implicación y soluciones para sus hijos y les ha sabido a poco la fórmula de las tutorías para compensar que este curso los alumnos no vuelven a clase. Esperaban una respuesta que no han obtenido ni de la escuela ni de nadie (una torpeza del Govern esperar una respuesta del Gobierno y no reaccionar antes con la necesidad de conciliar de los padres y de socializar de los niños) y están frustradas y ese nivel de unión que se consiguió en la lucha contra el TIL y los recortes se ve muy lejos.

Y sí, los profesores son trabajadores y tienen derechos, como todos. Ayer los sindicatos se enteraron de rebote de la ampliación de las tutorías y la apertura de los centros mañana y tarde y se enfadaron, al no haberse negociado antes con ellos. Por más razón que puedan tener (no es una cosa menor a nivel organizativo), en la calle difícilmente encontrarán hoy comprensión y apoyo.

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