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Testosterona

La soberbia que se atribuye a Pedro Sánchez, encerrado en una torre de marfil que nadie querría para sí, ¿es acaso diferente a la mostrada en todo momento por Casado, Ayuso, Abascal, por citar sólo tres de los que están en primera línea? La soberbia? Todos nuestros políticos (igual que muchos de nosotros en nuestra vida cotidiana) cada uno a su manera, la muestran continuamente en sus apariciones públicas, en la televisión, en el Parlamento. El 'gran maestro de la soberbia' no ha dejado de generar doctrina mientras mueve los hilos entre bambalinas. Los hay que se miran en el espejo del lavabo con tanta intensidad que olvidan que el agua es un bien escaso. Honestamente, hablando de soberbia, ¿alguien se atrevería a tirar la primera piedra?

Gran parte de políticos, además de la soberbia, muestran otras dos características profesionales: mínima memoria y una piel que resiste al fuego y al hielo.

El mundo, la sociedad, la vida, han cambiado tanto que necesitan un nuevo molde donde asentarse. Las redes están en el ojo del huracán de la comunicación, centrifugando de manera indiscriminada el día a día. La democracia, manteniendo sus sagrados principios, tiene que reinventarse de manera urgente, pero para ello necesitamos la ayuda de estos personajes soberbios y olvidadizos que dicen representarnos. ¿Creéis que les va a interesar cargarse la gallina de los huevos de oro?

Por otro lado, respiremos, porque esta sí es buena noticia: se confirma que estamos en un país libre. Los acosados y escandalizados por los escraches podemitas de hace unos años son los que ahora los programan y ejecutan sin complejos. Los que en estos días claman por la "libertad", blandiendo palos de golf, cacerolas WMF y coloridas banderas, son los que en su momento gestaron y agradecieron la ley mordaza. Para ellos, este Gobierno social/comunista, enfatizan lo de comunista, es toda una humillación. Para ellos, demócratas de toda la vida, lo que estamos viviendo es un golpe de estado encubierto, y acabaremos siendo una caótica Venezuela, una Cuba de período especial o, aún peor, una Corea del Norte opaca y diabólica.

Ante la genética imposibilidad de entendimiento entre unos y otros, demostrada hasta la saciedad de las saciedades, los ciudadanos de a pie, que llevamos demasiados años estando de los nervios, deberíamos aceptar con ojos cerrados algo tan simple como lo siguiente: que el Gobierno gobierne y que la oposición se oponga. Con sólo una línea roja, infranqueable, para todos: el Código Penal (roja por lo cromático, ninguna intención satánica en lo que es un simple adjetivo calificativo). Nosotros a lo nuestro y los políticos a lo suyo, procurando no cruzárnoslos. Y después de las próximas elecciones, en las que con el voto premiaríamos o castigaríamos, a repetir la jugada. Sé que es una utopía, pero, ¿y si fuera posible desentendernos de ellos sin dejar contratarlos? Ganaríamos calidad de vida.

De otra manera yo no lo veo, se está poniendo como para bajarse en la próxima parada.

La sorberbia suele incorporar un componente que la hace letal: la testosterona. A muchos de nuestros políticos les sobra testosterona y les falta sentido común, amplíese a sentido de Estado. Es algo que viene de lejos. Así respondió Giulio Andreotti a un periodista, para definir a la clase política española de los momentos de la Transición: manca finezza, resumió crípticamente. Id a las hemerotecas y veréis el impacto que eso causó por aquí. Aún así, la advertencia no sirvió de mucho, pasados más de treinta años la finezza sigue faltando. En cambio, lo que sobra por un tubo es la testosterona, y eso es malo de verdad, tiene mal arreglo, parece que es cosa del ADN hispano.

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