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Pilar Garcés

El desliz

Pilar Garcés

La alegría está en la calle

Armengol dice que en julio arranca la temporada turística, ríanse ustedes de los brotes verdes de la crisis de 2008. Su optimismo contrasta con una conselleria de Educación que sigue en la fase anterior a la fase 0

El optimismo todo lo cura. Eso dicen. Y refuerza las defensas. Lo recomendaron mucho durante el confinamiento drástico, de ahí los aplausos, de ahí los arcoíris en los balcones, de ahí el 'todo esto pasará'. La moral muy arriba, y para lograrlo, incluso nos aconsejaron eliminar las noticias de la dieta porque un humano mal informado es un humano un poco más feliz. No lo hicimos, pero a cambio nos quitamos de las redes sociales para evitarnos bulos, pesimismos ajenos, interpretaciones magufas y coros de lamentaciones sin fin. Pensábamos que en la fase uno ya podíamos volver a enterarnos de lo que está pasando y de lo que vendrá, pero tal vez hemos sido demasiado ilusos. Este martes en el Parlament, la presidenta de Balears dijo que tras la reapertura esta semana de bares y comercios "ya comienza a haber alegría y eso produce esperanza". Lo que no consiga una caña en una terraza, incluso en una situada en un aparcamiento rodeado de tráfico, no lo consigue nada en este mundo. Podría Francina Armengol haber glosado la alegría de ver niños en las calles, aunque ya sabemos que a este Ejecutivo los niños le producen urticaria. O la alegría de encontrarse la autopista del Paseo Marítimo atestada de deportistas y paseantes, de gente haciendo salud. Por no hablar de la alegría entre los hoteleros y los constructores tras la aprobación del decreto ley que permite ampliar establecimientos y multiplicar las plazas, y edificar con una simple declaración responsable, en un verano en el que hacer mucho ruido será perfectamente legal.

Pero bienvenido sea el vigorizante optimismo de la presidenta, que le ha llevado a proclamar que Balears puede presentarse ya ante el mundo como un destino seguro "que ha sido capaz de controlar la pandemia", y a augurar que "en julio y agosto comenzaremos a recuperar la temporada turística". La alegría de Armengol sobrepasa a los famosos brotes verdes del colapso financiero de 2008. Poco después de la animada comparecencia de Armengol, comentaba un empresario en la radio que es perfectamente posible recibir turistas con las debidas precauciones, aunque eso de las medidas sanitarias en la playa no lo veía nada fácil, ni tampoco imprescindible si hay sentido común. Vieja normalidad en nuestros arenales, franjas horarias desaparecidas en la práctica, aviones aterrizando y cruceros atracando; en dos semanas podremos incluso justificar la ampliación del aeropuerto como única manera de salir airosos de la crisis. Algo de todo este optimismo se le podría contagiar al conseller de Educación, cuyo negociado no mueve ficha salvo para retroceder. Para Martí March seguimos en la fase anterior a la fase cero. El Govern ha dejado en manos de los Ayuntamientos la reapertura de las guarderías, pues de las administraciones locales es la competencia de velar por el bienestar de los bebés de 0 a 3 años igual que se cuidan de los mercadillos y las bibliotecas. También serán los municipios los capacitados para organizar campamentos de verano, y proponer alguna oferta lúdica a los niños que este año habrán estado seis meses lejos de las aulas, y a sus desbordadas familias. Todas las trabas sanitarias inasumibles para esta conselleria en barbecho las deberán superar los consistorios con sus medios escasos. Seamos optimistas, pensemos que las alcaldesas y los alcaldes lo van a conseguir, a poco que se lo propongan.

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