Opinión
Camilo José Cela
Recuperación
El Gobierno afirma que la ley de Cambio Climático será la fuerza motriz para salir de la crisis, pues creará 350.000 empleos
Metidos como estamos en el proceso de desescalada para aliviar las medidas de contención de los contagios del Covid-19, de lo que se trata ahora es de poner remedio a la segunda crisis con visos de resultar más grave aún que la primera: la del hundimiento de la economía española. Agravada por el hecho de que nuestro país es, entre todos los europeos, el que más retrasa esa vuelta a la digamos normalidad. Pero por fin el Gobierno ha hablado. No para de hacerlo, pero me refiero a que esta vez sí que ha planteado cuál es el primer paso de la estrategia con la que intenta recuperar la economía española. Y consiste en el comienzo de la tramitación parlamentaria el próximo martes de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. En palabras de su impulsora, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, dicha ley va a ser "la fuerza motriz determinante para generar actividad económica y empleo a corto plazo". Y tan corto: el ministerio de Ribera calcula que la puesta en marcha de la ley generará entre 250.000 y 350.000 empleos netos anuales; fíjense bien, netos. No se conoce cuál es el estudio que avala esas cifras pero la ley debe contener algún milagro oculto porque sostener que con sólo reducir las emisiones y plantear la desaparición de los coches que emitan gases contaminantes „los de gasolina o diésel, vamos„ se van a alcanzar semejante tasa de recuperación es en verdad mágico. Qué duda cabe de que la producción de la electricidad necesaria para un parque móvil limpio generará empleos pero ¿tantos? La ministra ha situado en 2040, como tarde, la prohibición de vender coches de combustión: gasolina, diesel e híbridos. Pues bien, al estar hablando de empleos netos, habrá que restar los puestos de trabajo que se pierdan con la caída brutal del sector de las refinerías y de la propia fabricación de automóviles, salvo que alguien crea que en un periodo de recesión tremenda vamos a podernos comprarnos los carísimos coches eléctricos.
En país cuya economía depende en gran medida del turismo, montamos cuarentenas para los visitantes que no se establecen en ningún otro país de Europa y, a cambio, optamos por acelerar la transición ecológica. ¿Contará la nueva ley como empleos perdidos los del turismo? Limitar las emisiones contaminantes es un deber ineludible pero que no nos lo hagan pasar por la panacea para la recuperación económica. Si así fuese, sería raro que a nuestros socios de la UE no se les hubiese ocurrido que la forma de salir de la crisis consiste en derrumbar el mercado del automóvil.
Como no podía ser menos, poco después de la intervención de la ministra Ribera el Gobierno sostuvo lo contrario: que no prohibirá la venta de coches de combustión en 2040. Está clarísimo: nos recuperaremos lanzando globos sonda para ver cuál vuela mejor.
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