Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Una aproximación a nuestra realidad socioeconómica

A ciertas edades, incluyo la mía, hacer proyectos de futuro es una simple utopía. Pero a algunos, a pesar de nuestras edades, nos inquieta y preocupa el futuro que nos están configurando como salida de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. Me inquieta, nos preocupa, la sociedad que vamos a dejar en mi caso a mis nietos, y en general a las generaciones futuras, Mi percepción es que van a heredar una sociedad pero que la que heredamos nosotros. Me explico.

El filósofo y jurista italiano Luigi Ferrajoli, casi coetáneo mío, reflexiona en la forma que tendrá el mundo cuando pase la pandemia. El cambio climático, las armas nucleares, el hambre, la falta de medicamentos, el drama de los migrantes y, ahora, la crisis del Corona Virus evidencian un desajuste entre la realidad del mundo y la forma jurídica y política con la que tratamos de gobernarnos. Los problemas globales no están en las agendas nacionales. Pero de su solución "depende la supervivencia de la humanidad". Acudamos a nuestras realidades socioeconómicas.

En anteriores colaboraciones me referí a algunos de los comportamientos provocados por la cuarentena ya superada. En las imágenes televisas nos mostraban, nos siguen mostrando, un amplio piso, con terraza exterior, con una familia muy maja. Insistían en el redescubrimiento (forzado) del hogar, léase la convivencia esposo/esposa e hijos. Y cubrían el cierre de los centros educativos con su equipamiento informático feten.. Pero se me ocurrió pensar en las familias que tenían que (mal) convivir más de 40 días sin poder salir de un piso de 50/60 metros con un ventanuco que da a un patio interior. ¿Qué ocurría (sigue ocurriendo) en las familias que no tienen internet? Los/as niños/as ¿con cuanta gente comparten habitación?, ¿tienen espacio para desarrollar sus actividades?, ¿tiene acceso a libros?, ¿tienen los padres y las madres capacidad de generar actividades?, ¿pueden gestionar el día a día emocional de sus hijos/as o están superados? Haberlos haylos, pero son invisibles.

A partir de la crisis del 2008 comienza a surgir la idea de un Estado muy menguado, pero muy intervencionista; un Estado del que se espera que haga unas funciones absolutamente auxiliares de legalidad, seguridad e infraestructuras. Pero sobre todo se dibuja un Estado que propague la ideología de mercado a todas las instancias sociales: la educación, la sanidad, las relaciones, la identidad, los comportamientos más individuales se contaminan por este discurso de mercado, con excesiva frecuencia tal bienestar consistía en cargas de trabajo cubiertas por contratos temporales y/o precarios. Nuestro modelo productivo requería (sigue requiriendo) tal tipo de contratación. Para más inri la estructura socioeconómica no facilita un ascenso social representado por las clases medias. Hemos construido una sociedad profundamente desigual.

¿Influirá la crisis del coronavirus sobre el modelo de gestión neoliberal de la economía europea, vigente desde hace casi 40 años? El pasado mes de abril en Balears el número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo fue de 72.542 personas. Se trata de un 62% más que la cifra registrada en abril de 2019, 27.812 parados más. Tal insostenible situación, junto con la precarización, ofrece una menor capacidad de generar itinerarios de inclusión social, posibilitando de este modo un mayor "empobrecimiento de la pobreza" y una puesta en cuestión de los pilares del Estado de Bienestar. Por tales razones me resulta incomprensible la expresión de Rafael Nadal "Hay que recuperar el Bienestar de antes".

Mejor que cualquier crítica ideológica o política ha sido precisamente el caos provocado en Europa por el coronavirus el que está demostrando la inmanente peligrosidad de este proyecto. Para combatir la pandemia, se levantan barreras nacionales, se aísla drásticamente a poblaciones enteras, se desbordan los hospitales cruelmente debilitados estas últimas décadas por la ausencia de inversiones, se agota y sacrifica al personal sanitario. Gobiernos desesperados que toman decisiones desordenadas, el permanente temor de una ciudadanía que espera con incertidumbre su turno, y unas instituciones europeas "comunes" que se muestran impotentes y mudas

Quizás más de uno puede clasificarme de pesimista. Creo que tal diagnostico (no solo mío) con matices, corresponde a la realidad. Y si atinamos en el diagnóstico es muy probable que acertemos en la medicina. Continuará.

Compartir el artículo

stats