A raíz de la crisis devenida por el Sars-Cov-II se han elaborado multitud de análisis "pre&future" sobre cómo puede quedar el orden económico mundial en diversos sectores y lapsos temporales: seis meses, nueve meses, un año€ Sus autores (escuelas de negocios, consultoras especializadas, grandes marcas jurídicas internacionales y Gobiernos, mayormente) coinciden en un hecho: los subsectores aéreo y turístico van a ser los más afectados por el parón global derivado de la pandemia. Por lo tanto, los más necesitados a nivel de recursos económicos y jurídicos extras.

Ahora bien, una cosa es ayudar al turismo con una visión global. Otra muy diferente es hacerlo con una óptica muy aproximada al cantonalismo español del siglo XIX. Digo esto después de escuchar las declaraciones de Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria en la Cámara Baja. Explicaba la astuta parlamentaria que su partido había cambiado el sentido de su voto respecto a la renovación del Estado de Alarma.

Asegurando que "tan sólo para las Islas Canarias" había negociado con el Gobierno las garantías de prorrogación los ERTE del sector turístico. "Con carácter indefinido y hasta que el turismo internacional se restablezca", citando palabras textuales.

Dejemos de lado el coste real para las arcas públicas que va a significar dicho acuerdo, pues es una buena decisión para el muy depauperado sector. Lo que sí es cuestionable es que una medida que debería estar tomada ya para el conjunto de la nación se utilice como arma de negociación para conseguir un voto. Y por tanto, se restrinja una acción de Gobierno que debería ser nacional a un territorio concreto. Diversas preguntas quedan en el alero. Como por ejemplo si dicha acción no va a ser transmutable al resto del país en un futuro. O - ya en clave más política - si el Gobierno seguirá negociando con Coalición Canaria votación a votación. Con la cual cosa, si la legislatura arribare a su término dicho apoyo parlamentario tendría un coste mayor que el rescate de "Sa Nostra". Algún día un estudiante de Ciencias Políticas debería basar su doctorado en lo que le cuesta al contribuyente un Gobierno frágil.

Porque con esta clase de pactos es donde se evidencia la extrema debilidad de un gabinete. En España, Italia o Argentina. El problema es universal. Y transversal: las fuerzas conservadoras también han adolecido de dicho "hándicap". José María Aznar y Jordi Pujol firmando en el hotel Majestic, sin ir más lejos. Hoy han sido los ERTE. Pero€ ¿y mañana? Hete aquí el problema.