Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cristina Martín

En una distopía de Philip K. Dick

Un mensaje amenaza con el colapso del móvil si no elimino archivos. Un riesgo que ahora nadie puede correr bajo ningún concepto, y menos una periodista. Así que empiezo a borrar los innumerables vídeos que llegan estos días de confinamiento que agudizan el ingenio de algunos ociosos. Y topo con las imágenes de la fiesta de "graduación" de mi hijo, cuando acabó la Primaria.

Cada escolar iba subiendo al escenario cuando le llamaban, y arriba las profesoras les daban dos besos. Sus familiares asistíamos con emoción a ese fin de etapa y preludio de otra que estaba a punto de empezar, el instituto. Había mucha gente, estábamos pegados, como los niños sobre el escenario. Hacía calor, se ve en la ropa ya de verano. Descubro un vídeo del cumpleaños de mi hija, otra frontera, su mayoría de edad; aquella comida tan divertida de hace unos meses en la que nos reunimos la familia y sus mejores amigos.

Y de repente me siento como un personaje de El hombre en el castillo, la serie basada en la novela de Philip K. Dick en la que unas películas revelan la existencia de otro mundo paralelo y luminoso, donde los ciudadanos no sufren la opresión de estados totalitarios y asesinos, y hay libertad, alegría y color. En los dos planos aparecen los mismos personajes, pero con vidas totalmente distintas. Curiosa coincidencia: es la serie a la que estaba enganchada cuando esta distopía propia de K. Dick nos engulló. Ahora, como sus personajes, soñamos con poder viajar a aquel mundo paralelo en el que éramos felices y nos podíamos juntar y tocar y besar.

Compartir el artículo

stats