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Jose Jaume

Gran coalición, el desespero de la derecha

Más allá del inmenso padecimiento de los españoles, se está empezando a librar una batalla política que promete ser descomunal

Los conspicuos analistas de la derecha han puesto sobre la mesa la propuesta de que se constituya un gobierno de gran coalición; es decir, que PSOE y PP que, presidido por un independiente cercano al partido socialista, una vez apeado Sánchez, afronte la reconstrucción de España cuando el virus deje de ser omnipresente. La iniciativa la enuncian en televisión los más connotados analistas de la derecha y la escriben en sus medios después de hacer responsable al presidente del Gobierno de, como poco, negligencia criminal. La descalificación de Sánchez llegó el domingo a extremos inauditos, que no hacen sino evidenciar que saben que el PP no va a rentabilizar electoralmente la catástrofe, que puede ser todavía más jibarizado por la extrema derecha de Vox.

No nos confundamos: más allá del inmenso padecimiento de los españoles, se está empezando a librar una batalla política que promete ser descomunal. Pablo Casado y quienes les sostienen, la derecha radical aznarista del PP, saben que sus oportunidades se reducen a conseguir carbonizar a Sánchez en cuestión de meses; de lo contrario, corren el riesgo cierto de desaparecer por el sumidero. Una gran coalición presidida por un socialista poco molesto para la derecha y con Casado incrustado en el gobierno como vicepresidente es el mejor de sus sueños. Después, al llegar las elecciones, cavilan que dispondrían de la mejor oportunidad de aposentarse en Moncloa y volver a hacer lo que mejor saben: libre mercado reduciendo el intervencionismo del Estado al mínimo posible.

Obsérvese cómo han bramado ante la decisión del Gobierno de prohibir los despidos o cómo solemnizan impostadamente que no van a tolerar más socialismo cuando se supere la crisis. ¿Qué harán para evitarlo? ¿Precipitar a España en una crisis constitucional que, por otra parte, está casi a la vuelta de la esquina? Lo primero es cargarse a Pedro Sánchez, que ha incurrido en errores graves, en determinadas negligencias, como la de la manifestación del 8-M, la causa de que el virus esté campando a sus anchas en España según la atrabiliaria tesis de la derecha. Sucede que el presidente del Gobierno no ha incurrido en más errores que los cometidos por Macron, Conte, Merkel o Johnson, y mejor dejar de lado a los campeones del libre mercado, Trump y Bolsonaro. Parece que el PSOE no cederá ante el trágala que plantea la derecha, que, por supuesto, dispone del beneplácito de los poderes económicos, los mismos que sin excepción se han apresurado a enchufarse a las ubres del Estado, a exigir sin remilgos la suspensión de las reglas del mercado, esas que, dicen, todo lo solucionan. Nos las vamos a ver, cuando todo pase, con una contienda apasionante: los pronósticos no valen absolutamente para nada. La realidad se lo lleva todo por delante, pero ahí va uno: la derecha fracasará, perderá en las urnas, Casado caerá, y el PP o se desliza sin miramientos hacia el centro que nunca encuentra o dejará amplísimo espacio a Vox, al que, todo hay que decirlo, la gran coalición le brindaría una magnífica e insospechada oportunidad.

Acotación al margen.- La Unidad Militar de Emergencias (UME) cuando fue creada por Rodríguez Zapatero recibió el rechazo frontal del PP, que quiso ver en ella la guardia pretoriana del PSOE. También los nacionalistas de Més, en sus ratos libres independentistas, han dicho que no tienen un destacamento permanente de la UME en Mallorca. Está claro que la estupidez carece de ideología. Torra sigue siendo un ejemplo impagable.

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