Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El asesinato de la "Virgen Roja"

Almudena Grandes rescata en su última novela, La madre de Frankenstein, uno de los relatos más extraños e inquietantes de la crónica negra nacional. Uno de los personajes principales de la última entrega de sus Episodios de una guerra interminable es Aurora Rodríguez Carballeira, la madre y asesina de "la Virgen Roja". Así llamaban a Hildegart Rodríguez, la hija natural que Aurora concibió para convertirla en "la mujer del futuro", tal y como ella la imaginaba, y a la que, cuando reclamó su libertad, despachó con cuatro tiros mientras dormía.

Eso sucedió en 1933. La historia de Aurora Rodríguez Carballeira y su hija Hildegart se desarrolla en un contexto en el que la eugenesia, una corriente que alertaba del ocaso de la raza por la proliferación de ejemplares débiles, defectuosos y degenerados, estaba en auge. Unos años después derivó en los campos de exterminio nazis. Hildegart Rodríguez era una versión progresista de aquellas doctrinas.

Aurora buscó un hombre para su experimento, se aseguró de que no pudiera reclamar a su hijo -algunos estudiosos dicen que era un cura castrense- y se acostó con él las veces que le parecieron estrictamente necesarias para concebir. De aquellos encuentros nació Hildegart, una niña prodigiosa que ingresó en la Universidad con 13 años, que discutía de tú a tú con los eruditos más notables de su tiempo. La joven predicaba ideas infundidas por su propia madre, en las que ella profundizó: el pacto de amor libre, la libertad sexual, la educación sexual, el empleo de anticonceptivos y la reproducción consciente. En su piso editaba la revista Sexus.

Hildegart llevaba como bandera la libertad que su madre le inculcó y que luego no le quiso dar, porque al ir cumpliendo años y adentrarse en la edad adulta fue reclamando su espacio y adquiriendo personalidad propia. Aurora no lo pudo soportar. "El escultor, tras descubrir la más mínima imperfección en su obra, la destruye", se justificó tras el asesinato de su hija. Aurora se sentía como una deidad esculpiendo a su moderna versión femenina de Prometeo, una mujer admirable, que asombraba al mundo con su inteligencia. Aurora la quería sumisa y no pudo soportar que se le rebelara.

El episodio de Aurora y Hildegart admite infinidad de lecturas. Tiene aire de mito clásico, es un relato sobre la maternidad y el peligro de vivir a través de los hijos, habla de la libertad, es una historia de terror, invita a una reflexión sobre la soberbia humana, sobre las consecuencias de anteponer el conocimiento a la emoción y de la deshumanización. También es un trágico ejemplo del lamentable manejo de la enfermedad mental. Aurora era una mujer con una gran capacidad intelectual y unas cualidades excepcionales para la enseñanza y la motivación, y también una enferma mental, con brotes paranoicos, que amenazaba con suicidarse cada vez que su hija insinuaba que iba a abandonarla y emprender su propia vida. En la novela de Almudena Grandes, Aurora Rodríguez Carballeira esconde en su habitación del manicomio los muñecos de tela que ella misma cose, persiste en su obsesión, insiste en crear un ser perfecto y manejable, siempre bajo su control y protección, y no le salen más que engendros. Cumplió la mayor parte de su condena por asesinato, 26 años, en el manicomio de Ciempozuelos, en Madrid, y allí murió, en 1955, con 76 años. Se cree que fue enterrada en una fosa común.

Compartir el artículo

stats