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Mar Ferragut

Un observatorio de la rampa para alba

La madre de una adolescente con parálisis cerebral hace ocho años que espera que Cort autorice una obra minúscula para salvar los escalones de su entrada

Quizás lo que haga falta en el caso de Alba y su madre es un Observatorio de la Rampa (dotado con 200.000 euros, como el anunciado Observatorio de la Vivienda). Sí, eso debe ser, porque todos sabemos que así se resuelven los problemas. Ya hay una Oficina de la Accesibilidad y una Mesa de ídem, pero lo que falta aquí es un buen Observatorio. Quizás los plazos se alarguen y haya que gastar dinero en informes, sueldos y dietas, pero bueno, esta mujer y su hija (con parálisis cerebral y en silla de ruedas) solo llevan ocho años reclamando al ayuntamiento de Palma que les autorice a hacer una minúscula obra (habilitar una rampa) para poder salir a pasear. Mientras esperan, esta madre debe cargar en brazos la silla de ruedas primero (50 kilos) y a su hija después (50 kilos más) para salvar los seis escalones que les separan de la calle. El ‘problema’ es que la rampa ocupa unos metros de una acera que justo en la calle del Coll d’en Rabassa donde viven es inmensa y está totalmente despejada (no tendría que competir por el espacio urbano con terrazas, menús o carriles-bici). Pero bueno, eso deberá constatarlo el Observatorio de la Rampa.

Esta mujer empezó a reclamar la rampa cuando Mateu Isern (PP) era alcalde. José Hila (PSOE), en aquel momento en la oposición, se comprometió a ayudarla si llegaba a alcalde e incluso se desplazó hasta su casa. Hila pasó a ser alcalde, pero no pasó nada. La Oficina de Accesibilidad se interesó, pero el caso pasó luego al responsable de infraestructuras de la anterior legislatura, Rodrigo Romero (Podem). Pero nada pasó. Bueno, sí: la madre de Alba, seis años después de haber empezado a pedir permisos, se animó a denunciar su caso por primera vez en prensa. Lo contó Raquel Galán en estas páginas en 2018. Toni Noguera (Més) pasó a la alcaldía. Pero nada pasó. Hoy Hila ha pasado a ser alcalde otra vez. Pero nada ha pasado. Y la madre de Alba ha tenido que volver a contactar con este diario, desesperada. A raíz de la noticia publicada por este periódico, la hoy regidora de Infraestructuras, Angélica Pastor (PSOE), se ha puesto a estudiar el caso. Veremos qué pasa ahora. Lo único que sabemos es que en estos ocho años PP, PSOE, Més y Podem han pasado de Alba y su madre. Palma, ciudad amiga de la infancia. La Palma feminista. Esta Palma ha pasado de ellas, pero esta mujer no ha hecho lo que a todos se nos ha pasado por la cabeza al leer su historia: pasar de burocracias y mandar construir la rampa, como las que han podido habilitarse sin problemas en los edificios públicos (muchos municipales). Su paciencia y confianza en el sistema son de premio.

Todos sabemos lo complicadas que pueden resultar determinadas gestiones con el entramado público (sistema sanitario, Seguridad Social...), que a veces parece estar conformado por compartimentos estancos. Todos nos hemos sentido en algún momento como Astérix y Obélix en Las doce pruebas, cuando deben ir a “la casa que enloquece” y conseguir el formulario A38 (sin perder la cabeza en el intento). ¿Quién te rescata en estas situaciones? Puede ser un funcionario amable que realmente te ayuda (me ha pasado: mi agradecimiento eterno a los empleados públicos de buena disposición, que los hay). O puede ser un político, que se implique personalmente en tu caso.

En el caso de Alba y su hija todos los implicados han fallado y del sistema público nadie ha logrado rescatarlas. Ahora, tras salir en el periódico, las cosas se empiezan a agilizar en el consistorio. Y para eso está la prensa local y los periodistas, para dar voz a los ciudadanos y destapar injusticias, incongruencias, ilegalidades. Hace tiempo que el sector no está para celebrar nada, pero el día que construyan la rampa para Alba sí nos permitiremos sentir un cierto regocijo interior, una satisfacción profesional. Tendremos un motivo para seguir adelante, si nos dejan.

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