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Miguel Vicents

Vía libre

Miguel Vicens

La madre de Alba no merece esto

La madre de Alba, una niña con parálisis cerebral y movilidad reducida, lleva ocho años esperando que el Ayuntamiento construya una rampa que le permita entrar y salir de casa en el Coll d'en Rabassa, ocho años luchando sola contra la burocracia municipal por una obra diminuta que Cort debería haber resuelto en cuestión de días y casi de forma automática. Ocho años cargando en cada desplazamiento a su pequeña, que ya pesa 50 kilos, y también los 50 kilos adicionales de la silla de ruedas. Pero desgraciadamente las humillaciones con las que el Ayuntamiento castiga a las personas que sufren alguna discapacidad se repiten cada cierto tiempo, no son casos aislados. Hace solo dos años, una vecina de la plaza Major que sufre esclerosis múltiple y va en silla de ruedas tuvo que permanecer dos meses encerrada en su casa porque el Ayuntamiento no arreglaba el ascensor que da acceso al aparcamiento de dicha plaza. La única alternativa que le quedaba para llegar a su domicilio si aún así tenía que salir consistía en intentar remontar con la silla la Costa de sa Pols y desde allí entrar por Sant Miquel. O si no tenía fuerzas suficientes para subir esa empinada cuesta, invertir más de una hora en llegar hasta la calle Oms y luego regresar por el mismo camino a su domicilio. "¿Qué harías si vivieras en Valldemossa?", se quejó en su cara el concejal de turno de forma impresentable. "Seguramente, allí el Ayuntamiento me hubiera hecho más caso que en Palma", le replicó. Si Cort no resuelve ahora el problema de la madre de Alba con diligencia, sin esconderse en mesas de movilidad, si no lo convierte en un asunto de máxima prioridad, habrá que empezar a pensar que este Ayuntamiento y quienes lo gestionan son insensibles a los problemas de las personas más débiles de Palma, que si no pueden con esto, cualquier problema complejo los ahogará.

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