"Vuelve la abuela terrorista de la lengua". Me llega este mensaje al whatsapp y no sé si reír o llorar. La "abuela terrorista" no es otra que una de mis abuelas. Una mujer criada en el campo que no oyó una palabra de castellano hasta que rozaba la tercera edad y que, con todo el dolor de su corazón, no fue a la escuela. Como tantas mujeres de su época se quedó en casa, la escuela era un privilegio de hombres. Por zoquetes que fueran ellos y listas que fueran ellas. Mi abuela no habla castellano, pero lo entiende perfectamente, motivo por el que ya ha tenido sus más y sus menos con algún profesional de la sanidad. Y ahora, con un portero de la Seguridad Social y una recepcionista de Hacienda. Ninguno de los dos quiso entender a una mujer de 90 años que sólo quería saber a dónde debía dirigirse para un trámite que lleva años haciendo. No le dijeron aquello de "hábleme en cristiano", pero casi. En vez de informarla le contestaron de muy malos modos asegurando que no la entendían. No hicieron ni el más mínimo esfuerzo. No les interesaba. Seguramente pensaron que era una integrista de la lengua. Permítanme que les diga algo, en perfecto castellano: son ustedes unos miserables. Y unos maleducados. Menudo desprecio por los mayores. El mismo que mostró otra trabajadora al pedirle que hiciera un trámite por internet. ¡Internet! ¡A los noventaytantos! Ahora amenaza, además, con ser la abuela terrorista de Internet.
