"Muchos niños tutelados están acostumbrados a que su vida no le importe a nadie". No puedo imaginar mayor desolación: que lo que te pase no le importe a nadie, y encima cuando eres un niño, o un adolescente, y te han separado de tu familia por motivos tan graves como para ingresarte en un centro de menores. Esta afirmación, que revela una situación tan terrible, la hace la directora del departamento de protección de menores de Unicef, Almudena Olaguibel, que reflexiona sobre la prostitución de niñas de centros de Mallorca, destapada por las violaciones a una cría de 13 años tutelada. El escándalo también ha puesto de manifiesto la decepcionante respuesta de los responsables del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), del Consell de Mallorca (del que dependen los centros) y del propio Govern balear. Sorprende que no haya habido dimisiones y destituciones fulminantes, que no se haya anunciado una exhaustiva investigación interna sobre cómo es posible que ocurra lo que ocurre, que las fuerzas de seguridad no se vuelquen en atrapar a esos pederastas desaprensivos y criminales que se aprovechan de la extrema vulnerabilidad de estas niñas para abusar de ellas. Causa estupor que estos responsables irresponsables se limiten a defender su gestión y a repetir que los protocolos han funcionado. Que traten de salvarse ellos en lugar de a los niños a quienes deben proteger. A esos niños desamparados que sienten que lo que les pasa no le importa a nadie.
