La nueva Comisión Europea se puso en marcha el pasado domingo 1 de diciembre, después de un retraso de un mes porque el Parlamento Europeo consideró que tres de los candidatos inicialmente propuestos no eran adecuados para el cargo. Nunca la eurocámara había votado en contra de tantos candidatos en el sistema de hearings (audiencias) que les examina antes de que puedan tomar posesión. Es, sin lugar a dudas, una muestra de los mecanismos democráticos establecidos en la Unión Europea (UE).

Una vez todos los comisarios y comisarias has sido ratificados en sus hearings, también los que han sustituido a los tres candidatos fallidos, la mayoría de eurodiputados y eurodiputadas votamos a favor del nuevo Colegio de Comisarios, como se conoce al equipo presidido por Ursula Von der Leyen. El resultado ha sido la Comisión más paritaria de la historia, con doce mujeres y quince hombres, en gran parte gracias a la insistencia de los socialistas europeos. También ha sido la presión de los socialistas lo que ha llevado a esta nueva Comisión a establecer como prioridades la lucha contra el cambio climático, la regulación de la economía digital y el refuerzo del Pilar Social Europeo, entre otros temas. Pero nuestro apoyo a Von der Leyen no ha sido un cheque en blanco, sino que hemos conseguido incrementar nuestra influencia en Bruselas. Como veis, la política europea es más pactista y negociadora que la política nacional. Además, dentro de los socialistas europeos, los españoles venimos ejerciendo un claro liderazgo desde el inicio de esta nueva legislatura con Pedro Sánchez presidiendo el gobierno de uno de los grandes Estados Miembros y Iratxe García como presidenta del Grupo de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo.

Estas tres prioridades de la nueva Comisión que he mencionado vienen reflejadas en el título de las carteras de los tres vicepresidentes ejecutivos: Frans Timmermans (socialista holandés) será el responsable de la transición ecológica mediante el Pacto Verde Europeo, Margarethe Vestager (liberal, danesa) ha sido encargada con la tarea de adaptar Europa a la era digital, y Vladis Dombrovskis (conservador, letón) deberá supervisar una política económica centrada en las personas. La fragmentación parlamentaria obligará al ejecutivo a buscar consensos entre conservadores, socialistas, liberales y verdes, lo que garantiza que Von der Leyen no se desvíe de la hoja de ruta acordada. Veamos un poco más a fondo estas prioridades para la legislatura europea de 2019-2024.

1.- Una transición ecológica justa: la política climática europea dará un salto durante esta legislatura con el Pacto Verde Europeo, presentado el pasado 11 de diciembre en el pleno del Parlamento. El objetivo es que se reduzcan a cero las emisiones de CO2 en la Unión en 2050. La transición ecológica debe ir paso a paso para poder convertir industrias contaminantes en industrias de cero emisiones. Es decir, hay que poder sustituir los productos, métodos de fabricación, trabajos y modos de consumo de dichos sectores por nuevas opciones no contaminantes. Si nos precipitamos y no tenemos en cuenta a los colectivos sociales que verán muchos cambios en sus modos de vida, posiblemente a medio plazo tendríamos que hacer frente a un auge de discursos reaccionarios contra las políticas ecologistas que entorpecerían la propia transición.

2.- Una política europea para la economía digital: los gigantes tecnológicos que están moldeando la economía digital no son europeos. Estados Unidos y China lideran los procesos de digitalización, pero ni unos ni otros tienen la conciencia social que distingue a la política europea del resto. Por eso, en Europa no aceptamos las vulneraciones a los derechos laborales que cometen algunas de las empresas digitales, ni tampoco la evasión de impuestos que practican o el incumplimiento de las normas de competencia. De hecho, la Comisión Europea ya ha multado a empresas como Google con cantidades millonarias por saltarse ciertas normas. En este nuevo mandato la UE debe acompañar la regulación para que el sector digital cumpla con nuestros principios socioeconómicos con un impulso a la industria digital europea. Los europeos no podemos quedarnos atrás en la carrera digital, debemos tener un modelo propio y para ello nuestra industria tiene que poder competir con la estadounidense y la china.

3.- Reforzar la Europa social: pese a las evidentes contribuciones de la Unión Europea al desarrollo de sus Estados miembros, en los últimos años una parte de la opinión pública europea se ha opuesto a seguir con la integración. Estoy convencida de que si se diesen cuenta de lo mucho que hace la Unión por la ciudadanía, no pensarían igual. Pero es difícil explicar desde Bruselas que la carretera y el colegio de tu pueblo se han construido con fondos europeos, o que si puedes comprar un producto de Dinamarca sin tasas arancelarias es gracias a la UE. Por ello, en esta legislatura se tiene que reforzar el Pilar Social Europeo, que impulsa políticas que los ciudadanos pueden notar de forma más directa. Un salario mínimo común o un seguro de desempleo europeo son algunos ejemplos de las propuestas que se debatirán en este mandato.

En definitiva, estamos ante una legislatura importantísima. Si es fructífera, se sentarán las bases de la transición ecológica que necesitamos, se regularizará mejor la economía digital y se impulsará la industria europea, y se aprobarán medidas sociales que apoyarán a los ciudadanos y ciudadanas. Los eurodiputados y eurodiputadas socialistas haremos todo lo que esté en nuestras manos para exigir a la Comisión y a los Estados Miembros que así sea, para así conseguir que los europeos y las europeas crean cada vez más en el proyecto comunitario.