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Miguel Vicents

Vía libre

Miguel Vicens

Palma cambia la pauta

Tantos grandes anuncios del ayuntamiento de Palma se han quedado en nada en los últimos años que la desconfianza se expresa con naturalidad. Es lógico, porque con la acumulación de desengaños resulta realmente difícil distinguir en qué políticas municipales hay un proyecto serio a medio y largo plazo, diseñado con una voluntad de cambio real, de mejorar la vida de la ciudadanía, o un churro improvisado para mayor gloria del alcalde o el concejal de turno. Quizá por eso, las críticas al estreno de las nuevas líneas de la EMT, con 19 trayectos modificados de un día para otro, seis nuevos y la entrada en servicio de 20 autobuses de los cien que todavía tienen que llegar, resultaron duras para la envergadura y ambición de la iniciativa. Y se repartieron entre enmiendas a la totalidad y reproches particularísimos. Pero a unos y a otros el concejal de Movilidad, Francesc Dalmau, supo responder con serenidad, como si ya contara con la resistencia al cambio con la que iba a toparse y, sobre todo, con los que van a aprovecharse de esa resistencia en beneficio propio. Desde hace décadas escuchamos como un mantra sin que nadie le ponga remedio que el transporte público en Palma es deficiente y que el centro de la ciudad resulta intransitable. Pues bien, Cort se ha puesto al fin manos a la obra y el éxito o el fracaso de su proyecto afectará a todos. El primer objetivo es que nadie espere más de quince minutos el autobús en Palma. Lograrlo ya supondría un hito. El segundo, complementario y todavía de más calado, la paulatina peatonalización de todo el centro. Alabamos el atrevimiento y el inconformismo con lo que ya no funciona. Ya era hora.

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