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Miguel Vicents

Vía libre

Miguel Vicens

Podemos se ha ganado el plus

Las revoluciones dan mucha pereza cuando el capitalismo que odiabas también ha procurado tu progreso económico, cuando has convertido la cúpula del partido en una cuestión familiar y cuando acabas de firmar un pacto de Gobierno con el antiguo enemigo para alcanzar la estabilidad política, esa aspiración tan pequeño-burguesa de las democracias liberales. Podemos cumplirá en 2020 seis años desde su fundación. Su influencia en la política española ha sido enorme, pero su evolución y renuncias han ido más allá. La formación no ha chocado con la realidad del poder, la ha asimilado por la vía rápida, mientras iba sumando bajas. Su primer espíritu asambleario se reduce ahora a la cúpula del partido, que a la vez se reduce a una pareja estable, Pablo Iglesias e Irene Montero, secretario general y portavoz parlamentaria, sin ningún escrúpulo, faltaría más, para fulminar cualquier muestra de disidencia, como hacen los partidos políticos de toda la vida. Las viejas lecciones éticas y las muestras de ejemplaridad que aterrorizaban a izquierda y derecha se han ido también esfumando. Los altos cargos ya no limitan sus retribuciones para igualarse a los ciudadanos, como en los primeros tiempos. Ahora las aumentan. Cobran pluses de 22.000 euros para procurarse un más cómodo acceso a la vivienda si tienen la condición de desplazados en Balears. Y, además, reivindican ante los ciudadanos ojipláticos la necesidad de recibir esos sobresueldos para poder vivir dignamente. Por eso Podemos ya no quita el sueño a Pedro Sánchez, ni a la Corona, ni a las empresas del Ibex-35. Se ha confundido con el paisaje político y alcanzado la condición de eso que llaman un socio fiable. Tan dócil, tan accesorio.

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