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Los premios no concedidos

Cuando los dioses quieren perder a los hombres, decían los griegos y repitieron los romanos, les conceden aquello que desean. Y la frase de santa Teresa -'se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas'- no siempre es cierta, pero lo es más veces que su contrario.

Otoño es temporada de setas y de castañas. Y como las setas y castañas, de premios literarios. Esto de los premios literarios hay que cogerlo con pinzas porque hay veces en que al premiar a alguien se está castigando a otro (el último Cervantes, sin ir más lejos) y en ocasiones, no pocas, se premia por servicios que apenas tienen que ver con la literatura. En el baremo de premiados y no premiados, a menudo tienen más importancia los segundos que los primeros -suele ocurrir con los honores-, pero sus contemporáneos no lo saben. Lo sabe el tiempo que es quien suele -o al menos solía: a lo mejor también al tiempo le han cortado las alas- poner las cosas en su sitio. Los dos primeros volúmenes de La Recherche?, por ejemplo, fueron rechazados editorialmente por André Gide. Y tuvo que costeárselos el mismo Proust de su bolsillo. (Con el segundo, A la sombra de las muchachas en flor, ganaría el Goncourt y luego vendría el arrepentimiento público de Gide).

En el reciente premio Nobel de Literatura -dos por el precio de uno- resulta evidente que el Nobel stricto sensu ha sido Peter Handke, mientras que la polaca Olga Tokarczuk ha quedado oculta por la polémica que ha provocado el premio al escritor austríaco residente en Francia. Hubo una o dos dimisiones entre los suecos, artículos en toda la prensa contra él, en el banquete lo sentaron lejos del rey y hasta una manifestación hubo frente a palacio el día de la entrega del premio. Dicho sea de paso: todos estudian y denostan las fake-news, pero nadie se pregunta si lo peor que se le achaca a Handke es o no una fake new (que lo es, del mismo modo que no lo es su apoyo a Milosevic).

Lo de Handke no es un hecho aislado. Vivimos en una sociedad donde no se admite lo que no gusta (y esto, aunque lo parezca, no necesariamente ni siempre es bueno). Lo que no gusta a algunos, que son los que más y por todo protestan. En este caso por los premios cuando no se los dan a alguien de los suyos: el doble rasero es su marca. También cuando Proust obtuvo el Goncourt hubo protestas al considerar que se lo merecía otro que había combatido en el frente mientras él aspiraba vahos de eucaliptus en casa, pero ahora es diferente: ahora se protesta al considerar que el premiado no tiene derecho a serlo nunca. Y se aparta la obra: la mayoría de los que protestan contra Handke no lo han leído. Otra cosa es que Handke sea un tipo difícil -como lo es su literatura y eso es bueno-, pero ¿dónde está escrito que un escritor haya de ser fácil y gustar como desean gustar, por ejemplo, los políticos o los actores y actrices de cine?

Y ahora vuelvo a Olga Tokarczuk, la opacada, que al ser polaca y sin ella buscarlo, ni desearlo, aleja un poco más a Adam Zagajewski -perfecto nobelable y polaco- de la Academia Sueca. Es la segunda vez que le pasa: la concesión del nobel a la poeta Szymborska, también polaca, provocó el mismo efecto. Recuerdo que allá por el 92/93, en una comida en el restaurante Portixol - Andrés Ferret vivía y era uno de los cinco comensales: Bayona, Salom, Vallés y yo éramos el resto- alguien me preguntó por un posible nobel próximo. Yo acababa de traducir a Derek Walcott -nobel en 1992- y contesté: Zagajewski. No había aún nada traducido de él en España, pero había leído una traducción francesa de su poesía a raíz de verlo elogiado por un académico sueco cuando premiaron a Walcott. Me pareció muy buen poeta y en la línea que había abierto el gran Milosz y continuado Brodsky al ser premiados ambos años atrás.

Más me hubiera valido callar, porque al poco premiaron, con todo mérito, a madame Szymborska y ya he contado lo demás (incluso el contagio que supuso mi predicción, fallida por ahora). En cuanto a Zagajewski, estas semanas hizo una declaración respecto a Handke y su nobel: 'es una vergüenza y la Academia Sueca debería reflexionar'. Pensé, sí, en lo mismo que están pensando ustedes ahora.

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