Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Volando bajito

La finca de Benja

No sabe si es Navidad o Reyes, le da lo mism o. Su única preocupación es tener una cerveza a mano. Es joven y educado y le da vergüenza p edir, aunque sabe que es su único camino para sobrevivir. Desde primeras horas del día está sentado e n el muro de un parterre d ando los buenos días. Ha desarrollado una habilidad para la mendicidad y de eso vive. Tiene 36 años. Nunca atosiga a la gente para sacarle algo, no, porque sabe que "la peña" está harta de que la engañe. Llama la atención su juventud y su deterioro físico. Cuando alguien le dice que se quite del parterre, frunce el ceño. Ahí en su finca, como llama al parterre, se siente seguro. Ahora le ha salido competencia, un hombre de más edad, que emplea lo que él considera sus encantos naturales y engatusa a los vecinos que pasan; estos le contestan con simpatía y cierta compasión y abren el monedero. La competencia le ha hecho perder mucha clientela porque "se lo quiere comer todo; engaña". Cuando Benja dice eso quiere decir que esa gente, los que también viven de la calle, tratan fatal a las personas mayores. "Yo me he llevado un par de golpes, por eso, porque no me gusta que sean malcriados". Ayer me contó que vio cómo un indigente atolondraba a una señora a la que le quitó un reloj. Se ofreció para llevar hasta su casa una torre de casetes pero al final le pidió dinero, sacó los casetes, los tiró en la acera y no volvió.

Ayer estaba muerto de frío. "Las piernas me duelen un huevo, oiga", rezongaba. Alguien le compró leche caliente y él abrazó el tazón mientras se lo bebía.

"Benja, cuando estés mal, tengas hambre o frío vete al hospital y dices que te encuentras mal. Allí te harán un apaño, pero pórtate bien".

Compartir el artículo

stats