El aplazamiento de las oposiciones al cuerpo autonómico de gestiónaplazamiento de las oposiciones al cuerpo autonómico de gestión, que debían llevarse a cabo el 14 de diciembre, se está convirtiendo en un serio quebradero de cabeza para el Govern, que en un primer momento intentó restar importancia a la suspensión del examen para acabar admitiendo finalmente que se ha tratado una "negligencia" evidente. Las circunstancias que hicieron posible que se filtraran nada menos que 260 preguntas de la prueba y la responsabilidad de tal despropósito deben ser explicados y depurados de forma contundente. Lo contrario supondría dejar una sombra de sospecha sobre la limpieza del proceso selectivo de los funcionarios de la Administración autonómica balear.

El organismo encargado de gestionar la selección, la provisión y la promoción del personal de la Comunitat es la Escuela Balear de Administración Pública (EBAP), un organismo autónomo dependiente de la conselleria de Administraciones Públicas. Dirigida por Jaime Tovar, funcionario de Calvià que fue jefe de su Policía local y tiene una amplia experiencia en formación de empleados públicos, la EBAP ya se vio envuelta en polémica la pasada legislatura, cuando los aspirantes al cuerpo auxiliar tuvieron que repetir el examen de informática al anularse varias preguntas del mismo.

Esta semana se hizo público el aplazamiento de las oposiciones al cuerpo de gestión, pospuestas hasta una fecha sin concretar entre el 15 de febrero y el 15 de marzo de 2020. El motivo esgrimido fue que se había roto "la cadena de custodia" de la documentación relacionada con los exámenes. El director de la EBAP minimizó la trascendencia de lo ocurrido, calificándolo de "descuido". Diario de Mallorca desveló sin embargo que los hechos revestían una mayor gravedad. La suspensión de la prueba obedecía a que se había extraviado todo el banco de preguntas de las oposiciones, hasta 260 cuestiones, que se guardaba en unas taquillas del EBAP de las que existían varios juegos de llaves sin control.

El Govern parece haber tomado conciencia de los hechos a trompicones, pasando de una tibia reacción inicial -limitada al anuncio de la consellera de Administraciones Públicas, Isabel Castro, de abrir una investigación- a la decisión de destituir al director del EBAP ante las evidencias de su mala gestión en este tema. Jaime Tovar sigue a día de hoy en su cargo, pero el Ejecutivo, aunque no lo haya hecho oficial, ya ha acordado relevarlo y poner a otra persona al frente de la Escuela.

Se da la circunstancia agravante de que la elaboración del material para las oposiciones fallidas, así como su custodia, había estado en ocasiones anteriores en manos de organismos externos como la Universitat de les Illes Balears, y no del EBAP, lo que acrecienta la responsabilidad de este organismo en los hechos.

La oposición de Partido Popular y Ciudadanos ha exigido explicaciones más convincentes a la consellera Castro, y con razón. El cumplimiento de los principios de igualdad, mérito y capacidad en el acceso a la función pública debe ser garantizado con total transparencia y rigor. Las sospechas, trasladadas a este diario por fuentes de toda solvencia vinculadas a la EBAP, de que personas que trabajan en este organismo pueden estar ejerciendo a la vez como preparadores de los opositores y tener alguna vinculación con los tribunales de las oposiciones, son preocupantes. Lo ocurrido exige explicaciones claras con la máxima celeridad y el anuncio de estrictas medidas de control para restablecer la confianza en los procesos de selección de funcionarios autonómicos y para evitar que este vergonzosa filtración, felizmente abortada, vuelva a repetirse.

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