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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Temporada alta turística, luces y sombras

Ha concluido la temporada alta turística, y en consecuencia ha llegado la hora de evaluar sus resultados. Cada año por estas fechas Quaderns Gadeso (gadeso.org) publica, como cierre sus monográficos de turismo, unos números específicos dedicados a la percepción de la temporada turística de los turistas que nos visitan (QG nº 373 julio), y también la de nuestros ciudadanos/as (QG nº 371 julio). En esta ocasión sólo publicamos la opinión de los empresarios turísticos correspondiente al inicio de la temporada (QG nº369-370 junio); la referida a la post temporada tuvimos que aplazarla por el impacto de la quiebra de Thomas Cook que podría distorsionar las respuestas.

Luces, haberlas haylas. La temporada ha sido buena. No han llegado a Balears tantos turistas como en 2018, un total de 10.223.038 turistas de junio a septiembre, un 1,36% menos que el año anterior. Pero tal descenso no ha afectado ni al gasto turístico ni a la rentabilidad empresarial. El gasto turístico, 11.046 millones de euros, representa un 1,81% más que en 2018. Y a su vez la rentabilidad hotelera, los ingresos por habitación disponible y la tarifa media diaria, fue positiva. Pero conviene considerar que la mayoría de tales datos, especialmente los dedicados al gasto y a la rentabilidad, hacen referencia básicamente a la actividad de Alojamientos Turísticos, básicamente hoteleros. Su repercusión en la compleja oferta complementaria (restauración, comercio turístico, centros de ocio?) es muy desigual, dependiendo del producto y en que zona turística esté ubicada.

Exponemos algunas sombras; que, aunque no hipotequen la bondad de los resultados, los pueden relativizar a medio plazo. El modelo clásico (actividad intensa en temporada alta: máximo número de turistas, máximos índices de ocupación ?) hoy es insostenible. Sin duda se están haciendo importantes inversiones empresariales especialmente en la modernización de los establecimientos hoteleros; se está prolongando la actividad más allá de los meses clásicos de la temporada alta; se están diversificando nuestros productos más allá del sol y playas. Pero es necesaria la tarea de cambio del modelo turístico desde nuevas estrategias concertadas, públicas y privadas.

Fijémonos en algunas nuevas características del mercado turístico. Uno de los valores máximos de nuestra competitividad son las sólidas interconexiones en el transporte aéreo. Pero sin llamar a la tempestad ante un nubarrón, es un hecho la concentración de las principales compañías aéreas en grandes holdings, la última la compra de Air Europa por parte de Iberia, del grupo IAG, que podría a suponer un real control de los slots y en consecuencia disminuir nuestra conectividad. Por otra parte, la quiebra del imperio de Thomas Cook puede poner en jaque un modelo obsoleto basado en packs turísticos comercializados a través de turoperadores, especialmente en paquetes vacacionales. Y a su vez la concentración de Globalia y Barceló supone la aparición del principal grupo empresarial de Agencias de Viajes en España, por encima de Viajes Corte Inglés, que no sólo venden billetes sino también organizan tours y los comercializan. Y muy probablemente suma y sigue.

Quisiera resaltar algunos cambios significativos en el quehacer turístico. La estancia media disminuye, hoy oscila entorno a los siete días en temporada alta, lo que implica un necesario aumento relevante del número de visitantes en plena temporada para poder alcanzar índices de ocupación rentables. A su vez aparecen nuevas tipologías de alojamientos turísticos (verbigracia viviendas de alquiler turístico), así como formas novedosas de productos turísticos compactas e integradas ( verbigracia Magaluf).

Dos reflexiones como cierre. Primera, el peso del factor humano (PAH) en nuestro limitado territorio, en nuestras áreas de valor medioambiental, en nuestras infraestructuras y equipamientos básicos (desde la carreteras, agua potable, energía eléctrica, creación de residuos?), supone una carga insostenible. En días punta de plena temporada el número de turistas dobla a la población autóctona residente. Y como aviso a navegantes nuestros turistas, especialmente los repetidores, comienzan a quejarse de una excesiva masificación (Q.G nº 373). Y una segunda reflexión, el sector turístico ha creado y crea ocupación, pero siguiendo con el vigente modelo hemos llegado al límite en cantidad, estabilidad y calidad.

La asignatura que sigue pendiente es el diseño e implantación de un nuevo modelo económico y productivo.

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