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Juan Tapia

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Joan Tapia

¿Puntos de encuentro?

Hoy por hoy, solo un pacto muy difícil y plural del PSOE y Podemos, con el apoyo del PNV (y otros) y la abstención de ERC, puede lograr la investidura

Pocas veces he visto ciudadanos tan confusos como tras las últimas elecciones. Unos reaccionan mal al pacto PSOE-UP: ya lo podían haber hecho antes y Vox no sería lo que hoy es. Otros ven el futuro con optimismo: al final habrá gobierno y progresista. Y hay hipercríticos: es infumable que Podemos, que no está claro que acepte el euro y que confunde progreso con castigar a las empresas, esté en el Gobierno.

El escepticismo sube cuando se inquiere por el necesario apoyo -abstención mediante- de los 13 diputados de ERC: será difícil gobernar con el apoyo del diputado cántabro, el de Teruel, los canarios, el BNG, el PNV y encima ERC. ¿Puede depender España de un partido independentista?

Pero al final es la única opción para la investidura, salvo que el PP abandone su "no es no", lo que hoy parece imposible. Ante esta disyuntiva los interlocutores se vuelven a dividir. Unos reconocen dificultades, pero optan por esta mayoría plural y diversa. Otros la censuran y creen que sería un desastre. Y hay quienes rechazan tanto el pacto con Podemos y ERC como la investidura gracias al PP. ¿Quieren nuevas elecciones? Tampoco, ¿un pacto que desborde a las cúpulas partidarias?, ¿un milagro?

Hay desorientación. Pero lo posible hoy es el pacto PSOE-UP con el apoyo del PNV (y otros) y la abstención de ERC. Tiene peligros. Desde la posible incoherencia de una mayoría tan plural hasta las fantasías de Podemos o la aventura de querer sumar al independentismo. Pero, si funcionara, también tendría ventajas. Habría Gobierno. Sería admitir que con un parlamento tan plural los gobiernos de coalición son obligados. Podría transformar a Podemos de partido de protesta en gubernamental...

Y sería un paso para asumir la realidad catalana. La última encuesta del CIS indica que el 44% de los electores votaron el 10-N con en el conflicto catalán en la cabeza. ¿Es sensato seguir abordando la cuestión como hasta ahora? El pacto saldría con el apoyo de los dos primeros partidos catalanes en las últimas legislativas, ERC (13 diputados) y el PSC (12), que juntos suman 25 escaños, más de la mitad de los 48 que Cataluña envía al Congreso. PSC y ERC tienen hoy concepciones muy lejanas (constitucionalistas o independentistas) pero encarnan las posiciones más templadas de cada campo. ¿Podrían aproximarse tras las próximas elecciones catalanas?

En todo caso lo relevante hoy es si al final habrá acuerdo PSOE-ERC. Tras la reunión del jueves entre los dos partidos -en la que por indicación directa de Pedro Sánchez estuvo Salvador Ylla, secretario de organización del PSC- el pacto sigue siendo un objetivo difícil. No obstante, ambas partes coinciden en que se ha dado un paso adelante. Y los comunicados hablan de posibles "puntos de encuentro".

¿Habrá pacto de investidura? En la dirección republicana aseguran que hay voluntad, aunque eso implique tener que afrontar el ataque de los independentistas más hiperventilados y comporte riesgos para las elecciones catalanas que se deberán celebrar el próximo año. Pero añaden que el pacto solo será posible si el PSOE también está dispuesto a poner firmes a sus barones "españolistas" y a aguantar los ataques de la derecha, que gritará que Sánchez ha traspasado todas las líneas rojas. En el PSOE valoran que los republicanos no pongan como condición previa para la mesa de diálogo ni el referéndum ni la amnistía para los condenados por el Supremo.

El futuro español es confuso. Pero no se desesperen. Cierto que "mal de muchos, consuelo de tontos", pero ahí está Gran Bretaña, la cuna del parlamentarismo y la democracia. En las elecciones del próximo 12 de diciembre se verán las caras el nacionalismo exacerbado de Boris Johnson, que proclama que el Brexit es la independencia de Europa, y el socialismo maximalista de Jeremy Corbyn, con tesis más próximas a Podemos que al PSOE.

Una encuesta solvente da a los conservadores el 43% del voto frente al 30% de los laboristas y el 15% de los liberales, que son castigados además por el sistema electoral. Sería una fuerte mayoría absoluta conservadora y la peor derrota laborista de la historia. Corbyn ha querido seducir a los distritos más obreros con un programa izquierdista, pero estos distritos parecen priorizar el Brexit mientras que el maximalismo laborista ahuyenta a las circunscripciones europeístas de clase media.

En Gran Bretaña, las fantasías del independentismo inglés están fabricando una catástrofe más grave que los viejos sueños del nacionalismo escocés. Pese a todo, aquí hay más responsabilidad.

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