Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Papell

¿España, como Alemania?

El PSC celebra su congreso entre el 13 y el 15 de diciembre y ya ha publicado su ponencia marco, que será objeto de debate. En ella, se habla como es natural de la 'cuestión nacional' „no tendría sentido no tomar partido en plena ebullición soberanista„, en términos federales, que ya fueron abordados en las dos tomas de posición explícitas del PSOE con relación a este asunto: la Declaración de Granada, de julio de 2013, y la Declaración de Barcelona, de julio de 2017, poco después de que Sánchez ganase las primarias que le devolvieron a la Secretaría General del partido y del 39 Congreso, celebrado en junio de aquel año.

Una de las propuestas del PSC se titula textualmente "Reconocer Cataluña como nación y España como un estado plurinacional", en términos prácticamente idénticos a los que fueron utilizados en el anterior congreso del PSC, en 2016. El secretario de organización, Salvador Illa, ha explicado esta postura: "Hablamos de nación desde el siglo pasado. Entiendo que para algunos pueda ser una novedad pero para los que conocen un poco nuestra trayectoria no debería suponerlo. Desde la fundación del PSC decimos que Cataluña es una nación. Siempre lo hemos defendido y hemos sido coherentes". Illa ha aclarado que para los socialistas que Cataluña sea una nación significa que tiene cultura y lengua propias pero no quiere decir que haya de ser independiente o tenga que tener un Estado.

En el texto citado se afirma que "reconocer Cataluña como nación y España como un estado plurinacional es nuestra manera de entender nuestra unión y la igualdad en la diversidad". Se reconoce que en Cataluña se ha instalado "una división importante" y una "crisis institucional sin precedentes", fruto de "décadas de nacionalismo conservador hegemónico" que se ha dedicado a "exacerbar los sentimientos, dividiéndonos entre quienes consideran quién es y quién no es catalán". También se critica el "uso partidista de las instituciones" y "la falta de imparcialidad y neutralidad de los medios de comunicación públicos". Y, para normalizar definitivamente la situación, el PSC cree que el federalismo sería la solución, ya que un régimen federal ofrece la posibilidad de "reconocer, respetar e integrar las diversas identidades nacionales que conviven, sin disminuir la cohesión social y la igualdad entre españoles". El texto añade que "la reformulación en sentido federal es la más viable políticamente, la más estable económicamente, la más justa socialmente y la única capaz de aglutinar un amplio apoyo social"; en definitiva, federalismo es también sinónimo de "reconocimiento, autogobierno y gobierno compartido, financiación justa y suficiente".

El prototipo de régimen federal moderno en nuestro entorno es el alemán, que ha funcionado magníficamente desde la promulgación Ley Fundamental de 1949, una versión evolucionada de la Constitución de Weimar, que otorga mayor autonomía a los länder y que acentúa el carácter parlamentario del sistema, reforzando la estabilidad mediante la moción de censura constructiva (importada por España en la Constitución de 1978) y convirtiendo al presidente de la República en una figura simbólica. Sucede sin embargo que el federalismo es, cuasi por definición, simétrico: todos los länder tienen idénticas competencias y, por supuesto, disfrutan del mismo grado de descentralización. Esta es la razón por la que la aplicación del modelo a la realidad española es difícil, si no imposible, a menos que se siga por la senda escabrosa del "federalismo asimétrico" que inventó Maragall, y que era en sí mismo un oxímoron poco funcional.

Por lo demás, es muy dudoso que fuera posible en algún momento conseguir consenso suficiente para una transformación radical de esta naturaleza. Por ello, quizá resultaría más realista, en lugar de seguir apostando por la utopía federalista a la alemana, mejorar aspectos concretos del Estado de las Autonomías „como por ejemplo abordando de una vez la reforma del Senado para que sea una cámara legislativa también en primera lectura y actúe como cámara de representación territorial„, una fórmula mucho mas flexible y que permite las asimetrías siempre que se introduzcan en el Estatuto correspondiente, que a su vez de obtener la sanción parlamentaria y popular. Son estas reformas „la estatutaria y la constitucional„ y no otras las que deben servir para resolver el conflicto catalán.

Compartir el artículo

stats