Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

Vox hace su juego y los demás se lo siguen

Los fascistas nacional católicos de Vox están logrando sus objetivos: ampliar la clientela electoral al lograr la resonancia que buscan con su ruidosa negación de la violencia de género

La jugada le salió a pedir de boca al secretario general de Vox en el Ayuntamiento de Madrid. Javier Ortega Smith sabía a lo que venía: reventó el acto a conciencia, al igual que en todas las instituciones en las que los electos de la extrema derecha se negaron a suscribir la declaración institucional que cada año se lleva a cabo para condenar la violencia de género. Lo patético de lo ocurrido el lunes no fue la actuación del aguerrido Ortega, probablemente el más fascista de los fascistas acampados en Vox, sino la réplica de Martínez Almeida, que es alcalde porque Vox se lo ha facilitado, y a él se debe en las cuestiones decisivas; se le permite un arrebato de impostada dignidad ante las burradas de quien dice lo que dice sabiendo que una parte sustancial del electorado, que crece y disfruta oyéndoselas proclamar a uno de los dirigentes, que por fin dan satisfacción a lo que íntimamente sienten. Mejor no engañarse: cuantos actos institucionales se organicen en los que Vox pueda vender que se aprecia un sesgo progresista, se opondrá radicalmente dejando a la derecha, a la que ha dado el control de ayuntamientos y comunidades autónomas, a los pies de los caballos. El papelón del alcalde Almeida lo corrobora. Un dato: el mismo día en que en el Ayuntamiento de Madrid se corrompía el acto intitucional, en el cementerio de la Almudena, por orden del Ayuntamiento, se retiraban las placas con lo nombres de los asesinados por el franquismo. Almeida (PP) y Villacís (de lo que queda de Ciudadanos) pagan puntualmente el peaje que deben a Vox. Que Ortega Smith ni tan siquiera mirase la mujer víctima de la violencia de género, que sentada en una silla de ruedas le increpaba, no es más que una exhibición del fascismo que impregna a la mayoría de los cuadros dirigentes del partido. Lo son y no lo ocultan. Por algo han obtenido en las elecciones del 10 de noviembre más de 50 diputados, que los ha convertido en la tercera fuerza política española.

Para completar la jugada los jefes de Vox deciden incorporarse a las concentraciones en las que un minuto de silencio recuerda a las víctimas. Es lo que hizo en Palma el máximo dirigente del partido Jorge Campos. No hay mejor manera manera de esterilizarlo. De volver a dejar en evidencia a casi todos. Basta echar un somero vistazo a los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, para cerciorarse: los titulares son suyos. Por supuesto condenatorios sin excepciones mencionables, pero suyos. Vox lo ha conseguido: se ha apropiado del día dedicado a condenar la violencia de género, la que en esencia niega que exista. Las lamentaciones de los demás partidos, especialmente lo de la derecha, resultan tan forzadas que dan grima. La izquierda pone el grito en el cielo. Perfecto, qué más puede desear Vox que concitar la crítica unánime de la izquierda y la jeremiada de la derecha. Esperemos a que arranque, si lo hace, la legislatura para saber de verdad lo que están en condiciones de llevar a cabo con el medio centenar de diputados (tres millones y medio de votos) que les cayeron en las elecciones.

Una pregunta pueril: ¿si se sabía sin atisbo de duda que no podía haber declaración institucional porque Vox lo impediría, a santo de qué se programa? Parece obra de un propagandista de la extrema derecha. Si se conocía que el macho alfa de Ortega Smith estaba dispuesto a no conceder cuartel en el Ayuntamiento de Madrid, ¿por qué no se organizó otra clase de acto en la que los políticos quedaran privados del uso de la palabra? No, nada de eso: de lo que se trata es de hacerle el juego a Vox, el que Vox quiere que se juegue; de él obtiene votos.

Han enmudecido quienes pronosticaban que en las elecciones la extrema derecha caería estrepitosamente. Lo ha hecho Ciudadanos hasta casi desaparecer.

Compartir el artículo

stats