El bipartidismo conduce a la bicorrupción, pero no vamos a distraerles con la sentencia andaluza que resume la herencia de Felipe González. Nos concentraremos en la ramificación mallorquina del caso ERE, un escándalo que demuestra que no todo son malas noticias para el PSOE balear, después de su retroceso en las segundas elecciones generales del año. Los condenados Chaves o Griñán no nos afectan, y Magdalena Álvarez solo en cuanto veraneante habitual en un precioso chalé de la Colònia de Sant Jordi. Nuestro interés se dispara al advertir que entre los daños colaterales figuran la prescindible y ceñuda Carmen Calvo pero, sobre todo, la enemiga número uno de Mallorca. Sí, María Jesús Montero.
¿Cuál es la única ministra que no ha visitado Mallorca en un año y medio de Sánchez en el Gobierno? Montero. ¿Cuál es la única ministra que antes de acceder al cargo ya destacó que Balears no requería un tratamiento económico específico? Montero. ¿Cuál es la única ministra que enterró el REB? Montero. En su honor, se lo comunicó sin tapujos a miembros del Govern, otra cosa es que se lo transmitieran a Francina Armengol.
En su desmedida ambición, Montero aspiraba no solo a suceder a Susana Díaz en el califato, sino a Sánchez en el Estado. Sin embargo, en su currículum destaca una década entera durante la que fue consejera de la Junta de Andalucía presidida a la sazón por Griñán y Chaves, que en la actualidad encabezan la disputada liga de políticos corruptos. Por lo visto, la ministra tan exigente y despectiva hacia Balears no tomaba idénticas precauciones a la hora de desmarcarse de sus compañeros de viaje político. Cuando insultaba a Mallorca antes de llegar al ministerio de Hacienda, se pronunciaba como alguacila ahora alguacilada de un ejecutivo andaluz malversador. Del REB al ERE, dos siglas malditas provocan temblores a Montero.
