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Magallanes y Elcano, contra el nacionalismo hipócrita

En 2019 se han celebrado con distinto nivel de publicidad el aniversario de dos viajes que supusieron logros históricos. Se conmemoran los 50 años de la llegada a la Luna y el quinto centenario de una gesta mayor, la primera circunnavegación del planeta. Respecto al primero han aparecido nuevas imágenes, excelentes documentales y una gran película. Por lo que respecta al segundo, hay una la excelente exposición en el Museo Naval titulada Fuimos los Primeros. La vuelta al mundo de Magallanes y Elcano y también el tremendo despropósito de los intentos de Portugal por capitalizar los méritos de la expedición.

El objetivo inicial de la empresa no era dar la vuelta al mundo, eso fue cosa de Elcano. Se buscaba llegar a Indonesia y sus riquezas por la ruta oeste, que era lo que había pretendido Cristóbal Colón. Portugal explotaba en exclusiva la ruta hacia el oriente a través del cabo de Buena Esperanza, en el extremo de África. Es difícil hacerse a la idea de lo que el comercio de especias significaba en el siglo XVI. Basta con pensar que no existían neveras y que las especias eran imprescindibles para que la comida supiera y oliera decentemente. El mercado de especias movía más dinero que el del petróleo o diamantes actualmente y la propuesta de Magallanes podía romper el monopolio portugués. Fue el desprecio de Portugal lo que llevó a Magallanes, echándole mucho valor, a ofrecer sus servicios a la potencia rival, España que puso bajo su mando una armada de cinco barcos con la que descubrió el estrecho de Magallanes y alcanzó con éxito las islas de las especies.

Muerto el portugués Magallanes, Elcano, un navegante vasco a sueldo de la Corona Española, tuvo una idea que cambiaría la historia de la humanidad. Decidió regresar a España por el oeste convirtiéndose en el líder de la primera expedición que circunvaló la tierra y, de paso, modificó la geopolítica, el comercio internacional y el equilibrio entre potencias.

Dos navegantes, portugués y vasco, a sueldo de una España integradora. Los intentos de Portugal de capitalizar el mérito de la expedición responden a un nacionalismo hipócrita sencillamente porque en vida despreciaron las ideas de su compatriota y sicarios a sueldo de Portugal intentaron asesinarlo. Igual de hipócrita sería un nacionalismo estilo Vox que pretendiera quitarle méritos a Magallanes en favor de Elcano.

Algo parecido ocurre por aquí, donde algunos están más preocupados de en qué lengua se expresa uno, especialmente en el patio del colegio, en lugar de los servicios que presta a la sociedad en la que vive. Ese nacionalismo promueve al mediocre por ser de los míos. Desperdicia talento, sobre todo de médicos que no tienen el nivel de catalán que han decidido exigir, y nunca hubiera patrocinado las expediciones de Magallanes o Colón. Por eso, Magallanes, Elcano, Nadal, Márquez, Marcus Cooper y Tàrbena son españoles, son nuestros. Aunque a algunos y a IB3 les pese.

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