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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

El pacto del lorazepam

La alianza PSOE-UP es todo lo contrario al gobierno fuerte y estable que exigía Sánchez y que solo podría facilitar una coalición con PP y C's

Seguramente estaríamos de acuerdo todos los ciudadanos en que nos gustaría que el presidente del gobierno fuera una persona sensata, escrupulosa, prudente, honesta, sincera, noble, cabal. No parece que el actual presidente en funciones reúna estas condiciones. Ya El País, nada sospechoso de radicalidad derechista, en un célebre editorial del uno de octubre de 2016, antes de su defenestración de la secretaría general del PSOE, le definió como un insensato sin escrúpulos. Su honestidad, habiendo plagiado del orden de un 25% de su tesis doctoral, cabe ponerla en duda. Su sinceridad, después de que Iglesias asegurara este pasado verano que le mintió, o antes Felipe González diciendo lo mismo, es cuestionable. De su sensatez, después de sus continuas contradicciones respecto a si Cataluña es o no una nación o España una nación de naciones, de envolverse en una gigantesca bandera española, o de afirmar y negar consecutivamente el diálogo con el independentismo con un relator, estábamos prevenidos. Teníamos motivos sobrados para dudar de su condición de hombre cabal. Pero aún no estábamos en condiciones de sospechar hasta qué punto nuestro personaje era en absoluto digno de fiar. En efecto, recordarán que, para descartar un gobierno de coalición con Unidas Podemos, afirmó que necesitaba contar con un aliado que defendiera la democracia española en Europa y no uno que no se recataba en decir que existían presos políticos y reclamaba un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Dijo que pactar con UP y tener ministros de esta formación supondría que él no podría dormir en toda la noche. Y que como él el 95% de los españoles. Es decir, mientras se mantuviera ese gobierno, toda España se convertiría en insomne, incluyendo a los propios votantes de UP. Insomnes, a los pocos días, la presidencia del gobierno y el 95% de los españoles, requeriríamos del consumo astronómico de las benzodiacepinas para sobrevivir a la falta de concentración, a la agresividad, a la desorientación, a la falta de memoria a corto plazo, a la paranoia y a las alucinaciones. Eso es lo que plantea.

El martes, se consiguió en 24 horas lo que no se consiguió en seis meses. Si Sánchez fuera persona sensata y cabal nunca hubiera pronunciado aquellas palabras sobre el insomnio. Sólo lo hizo para justificar unas nuevas elecciones en las que su gurú Redondo y Tezanos, al frente del CIS, le aseguraron entre 140 y 150 diputados. Era preciso volver a votar para tener un gobierno monocolor, sin sombras molestas. Para eso demandó del electorado el voto masivo al PSOE para tener un gobierno fuerte y acabar con el bloqueo (que él mismo había generado). Pues bien, dejando aparte el caso de Ciudadanos (que ha perdido un 17% de los votos hacia el PP, un 12% a VOX y un 21% a la abstención), el PSOE ha perdido tres diputados y UP siete. Si el pacto PSOE-UP disponía de 165 escaños en junio, ahora sólo dispone de 155. A esto se le llama hacer un pan como unas hostias. Si débil e insuficiente era el pacto en junio, más débil e insuficiente es ahora. Todo lo contrario al gobierno fuerte y estable que exigía Sánchez y que sólo podría facilitar una gran coalición con el PP y C's que impulsara las necesarias reformas desde el centro político. Y así, desde la angustia de la debilidad, se ha gestionado el pacto por un Redondo que ni siquiera es del PSOE. Sin que el PSOE haya podido decir ni media palabra. Aunque el cesarismo al que han conducido las primarias asegure la genuflexión de la mayoría, pendiente de mantener su sistema de vida. Y puede quedar la duda: ¿Era Sánchez sensato entonces o es sensato ahora? La respuesta adecuada es que ni lo era entonces, ni lo es ahora. Pactar con UP ahora, independientemente de otras consideraciones, como la segura inestabilidad, constituye un reconocimiento implícito de que nada de lo que pueda salir de su boca, ni ahora ni en el futuro, es digno de ser tenido en cuenta; el más impúdico cinismo es el santo y seña del presidente en funciones y presidente efectivo en ciernes. Para él la política es el arte del engaño.

Asegurar la investidura en segunda votación pasa por el voto favorable de ocho formaciones: PSOE, UP, +País, PNV, PRC, BNG, CC, Teruel ex., cuyos votos suman 169, y por la abstención de ERC (13), que ya ha dicho que la condición para su abstención reside en el diálogo en mesa de partidos con el punto del referéndum pactado de autodeterminación y la amnistía (prohibida en la CE) para los presos políticos. O el voto favorable de C's que ya ha dicho que va a votar que no. El resultado es la atención a las demandas a cambio del voto. Teruel ex. ha dicho ya que si Revilla lleva anchoas a Moncloa, ellos llevarán jamón. Revilla que ya ha conseguido el AVE para 2024, reclamará más botín; el BNG reclama la agenda gallega; CC la agenda canaria; el PNV la vasca, asegurar el cupo de los privilegios. En fin, el clientelismo entronizado como hacedor de gobiernos. Aquí, en Balears, va a tocarnos, como siempre, la displicencia del poder con una comunidad representada por unos diputados de obediencia ovejuna a PSOE y PP, ahora también a UP y VOX. Todo esto si se consuma el plan de Sánchez-Redondo. En su defecto, iríamos a terceras elecciones. En el ínterin, un país en crisis, que no controla sus fronteras con Francia y con una demostración de poder de los CDR de la CUP, que proclaman "o independencia o barbarie". El romanticismo político del nacionalismo no puede conducir a la independencia, pero sí a la barbarie; de hecho lo está haciendo, sin que Sánchez lo impida.

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