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Llorenç Riera

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Llorenç Riera

La dispersión de voto, mensaje y representación

Quedan pocos feudos infranqueables en una Mallorca desmotivada como nunca ante las urnas y en la que nacionalistas y regionalistas pierden hasta el valor simbólico

Resultados insólitos para unas elecciones apáticas que el votante ha entendido como castigo de males ajenos y ante las cuales, por eso mismo, se ha inhibido todo lo que ha podido. La consecuencia es un 10N que sitúa a Balears en la cola del nivel de participación, solo por delante de Ceuta y Melilla. Tales comportamientos también dejan un resultado desconocido hasta la fecha en esta Comunidad. PSOE, PP, Vox y Podemos igualan en dos el número de diputados conseguidos.

Resultados de estreno para un escenario imprevisto y para la falta de entusiasmo. El descontento polariza el voto y sacude culpas, aunque sea con escasas artimañas de convicción. La responsabilidad de un reparto más plural de escaños es de los demás mientras la extrema derecha supera sus mejores expectativas por ineficacia de los instalados. Repasen las declaración de los afectados en la noche electoral y de ayer mismo y lo comprobarán. Pocas novedades en este sentido, en definitiva.

Ya no quedan feudos. Cierto que lugares como Campos y Santanyí siguen siendo infranqueables para alguien que no lleve las siglas del PP y que los conservadores recuperan Felanitx, pero no ocurre lo mismo con Manacor, hasta ayer coto de la derecha en unas generales. La victoria socialista de abril en la capital del Llevant se reafirma ahora y concede a este partido el mejor tirón de la coalición de gobierno municipal. Dicho sea todo ello sin quebrantar el principio de que una cosa son unos comicios generales y otra muy distinta una convocatoria de signo autonómico o municipal.

La incomparecencia del El Pi el domingo ha ayudado a polarizar extremos y con su inapetencia por el Congreso o el Senado contribuye a abrir las grietas que las horas bajas de la coalición de Més y Esquerra dejan en lugares emblemáticos del Pla. Vox, con las facilidades que le proporciona el derrumbe de Ciudadanos, llega a superar en muchos municipios a los ecosoberanistas, los cuales se hunden en el peor resultado de su historia en unas elecciones generales.

En una época en la que el voto se decide ante la pantalla del televisor y las redes sociales, con el mitin formal y la visita domiciliara de capa caída, ha quedado claro que Vox suplanta a Ciudadanos en la canalización de las papeletas de protesta y decepción. El éxito de este partido es significativo en municipios de peso como Llucmajor, Marratxí, Calvià, Inca, Muro y Santa Margalida.

Aparte de la irrupción contundente de Vox, en la Part Forana la mayor sorpresa ha llegado a través de la capacidad de Unidas Podemos por labrarse posiciones y primeros puestos propios hasta en municipios en la que esta formación no está estructurada como tal. Es el caso de Vilafranca de Bonany con el 24,31% de los votos. UP logra incluso arrebatar Esporles a Mes, con un porcentaje superior, el 26.43%

Hablando de porcentajes y dado que el partido no alcanza el 10% de representación en ningún municipio de Mallorca, parece evidente que, a medio plazo, ni Joan Mesquida ni José Ramón Bauzá hicieron inversión segura con su trasvase a Ciudadanos. La debacle electoral ha forzado la dimisión de Albert Rivera y deja al partido a la deriva.

El PSOE aguanta bien sobre todo en el extrarradio palmesano y logra soportar el claro avance del PP que mantiene su vigor en el Migjorn y consolida representación en la parte central de la serra de Tramuntana y la Bahía de Alcúdia. La repetición de elecciones generales deja el fiel de la balanza equilibrado, entre conservadores y socialistas, en cuanto a municipios asignados en mayor número de votos.

Por lo que respecta a Més, el ecosoberanismo, se ha esfumado. Se hunde como nunca antes lo había hecho en unas generales, lo cual no le permite ni siquiera aferrarse a una posición de consuelo testimonial o simbolismo. En muchos sitios ha llegado a ser superado por Más País, la nueva formación de Iñigo Errejón, que sin embargo no logra lesionar a Unidas Podemos.

Todo junto se ha consolidado de manera preferente con un PP que en la Part Forana reduce distancias en relación a los socialista en cuanto a número total de votos alcanzados, poco más de dos mil papeletas de diferencia, pero el PSOE mantiene las capitales de comarca. Ha vencido en Calvià, Inca, Manacor y Llucmajor.

Hay que destacar sin embargo que estos dos partidos, que hasta ahora han podido hacer uso, casi en exclusiva, de apelativos mayoritarios en cuanto a hegemonía, se miden desde el domingo en igualdad de capacidad de representación y confianza otorgada, con otros dos, Vox y Unidas Podemos. Unos y otros deberán ser capaces de descifrar porqué ha ocurrido así y porque se ha desembocado en esta nueva situación insólita en Balears.

Lo que está claro es que nada podrá ser igual a partir de ahora. Las comparaciones de los resultados de dos elecciones generales encadenadas obligan a actuar en consecuencia y a entender que la sociedad y por tanto el voto, se ha vuelto más plural. También deberá asumirse ya un mayor esfuerzo para motivar y captar el interés del elector.

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