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Los otros oficios no remunerados del jubilado

El desinterés de los partidos por los pensionistas

“Soy la cocinera de mis nietas”, comentaba con una amiga una exfuncionaria al salir del mercado. La jubilación le coincidió con el nacimiento de sus nietas y tuvo que seguir trabajando aunque con cambio de labor. También a la puerta de los mercados se oyen frases como esta: “Es que ahora soy experto en bolsa”. La pronuncian profesionales retirados que hoy les toca ir a la compra. Pero estas conversaciones se producen a diario y en ellas se habla de muchas otras tareas y ocupaciones de las personas que han pasado a cobrar una pensión. Una remuneración por haber cotizado al erario público durante su vida laboral, generalmente considerada escasa y que es motivo de una larga polémica.

A parte de su incierto futuro, la jubilación es controvertida por su cuantía, por su mantenimiento, por su función y hasta por quién la sostiene. Todos los partidos la defienden pero no acuerdan su sostenimiento futuro. Mientras se debate la creación de un salario social para paliar la precariedad del desempleo, la solidaridad contra la miseria de gran parte de la población, a los jubilados que han reservado una parte de su remuneración laboral se les discute un sueldo que ellos mismos han generado durante años a través de sus cotizaciones. Y es necesario resaltar que tras su vida laboral, su merecido descanso, hoy día son uno de los mayores valores del sostenimiento familiar. Valores económicos y sociales. Los aportan en gran cantidad de familias con escasos recursos y en familias con estructura problemática, aunque no tengan dificultades económicas. Lo/as abuelo/as son un asidero al que se agarran muchas familias. Han dejado de ser la repasadora de calcetines o el contemplador de obras. Porque tanto la abuela como el abuelo van a la compra, recogen a los nietos del colegio, los llevan a las actividades extraescolares, les ayudan al hacer los deberes, en muchos casos son los animadores de juegos y deportes. En algunos momentos son los sustitutos de guarderías y preescolares. También pasean a la mascota, hacen los recados, esperan a los carteros de paquetería por internet. Por último, ejercen de canguro en fines de semana. Un tesoro.

Algunas veces son tildados de viejóvenes pero demuestran una energía de la que, parece, carecen hoy algunos treintañeros. Lo prueban su asistencia a las manifestaciones y sus labores de reparación en el hogar. Son personas que han acumulado unos conocimientos y una experiencia de la que carecen bastantes jóvenes. Los jubilados son aprovechados en hogares, organizaciones no gubernamentales, organismos públicos y muchas empresas. Pero parece que eso no importa.

Llevan largo tiempo los partidos debatiendo fórmulas, buscando solucionar la financiación de las pensiones en la comisión que estudia la renovación del llamado Pacto de Toledo pero no encuentran ni fórmula ni financiación. Quizá porque quienes negocian no cobran una ridícula pensión, ven muy lejos su jubilación o no sienten el acercamiento de su deterioro físico, de esos achaques que debilitan una esencial vitalidad. Ni contemplan la inestimable labor de lo/as jubilado/as y pensionistas ni quieren ver que realizan unos trabajos impagables.

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