Si "violencia pacífica", el glorioso oxímoron de Jaume Sobrequés, compendia la frívola utopía irredentista del independentismo sin complejos, Miriam Martínez-Bascuñán ha denunciado otro oxímoron quizá menos evidente pero igualmente corrosivo: el 'tsunami democrático'. "Un tsunami „ha escrito la periodista„ es contrario a la idea de democracia. Esta implica lentitud, proceso, deliberación, orden, acuerdo, consenso, instituciones, complicidad en el cumplimiento de las reglas; aquel es un fenómeno natural que arrasa y destruye a su paso todo lo que existe".
Lo sucedido en los últimos días en Cataluña describe a la perfección ese tsunami urdido en secreto por los conspiradores de la independencia, disfrazados de heroicos revolucionarios cuando en realidad son maquiavélicos reaccionarios que quieren resucitar ideologías periclitadas que convergieron en la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Fascistas de opereta y nazis arios luciendo la svástica predican un nacionalismo marcial y agresivo que en realidad desea llevar a todos los disidentes a la cámara de gas.
En definitiva, el 'tsunami democrático', que insulta a la Justicia cuando no le es favorable y la adula cuando le da la razón, es una propuesta totalitaria que falta a la tolerancia y al respeto y que retrata a la perfección a los separatistas que se consideran a sí mismos superiores y por tanto contrarios a cualquier idea de diversidad.
