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Marisa Goñi

Obsesión por pervertir la ecotasa

El empeño de Iago Negueruela en vincular la ecotasa a la quiebra de Thomas Cook empieza a ser enfermizo. El conseller de Turismo se empecinó en devolver la recaudación del verano que pagaron los turistas para cuidar el paraíso de sus vacaciones a los hoteleros damnificados que los albergron. Apeló a su acuerdo con los agentes sociales olvidándose de que tiene unos socios políticos que pueden bendecir o bloquear sus iniciativas. Se le llama gobierno de coalición. Pese a que algunas voces cuestionaban la viabilidad legal de la propuesta y la necesidad de auxiliar al sector rey de nuestra economía en lugar de emplear los esfuerzos públicos en diversificarla, Més acabó respaldando la búsqueda de compensaciones para paliar el daño a pequeños y medianos hoteleros, pero por otras vías. En ese momento, parecía que la ecotasa era el caballo de Troya, el señuelo que Negueruela ponía por delante a la izquierda, para que acabara aceptando que los hoteleros, como los bancos, han de ser rescatados ante la adversidad. Todo esto en la misma semana en que Cáritas advierte que 243.000 personas en Balears sufren exclusión social y 211.000 están al límite.

En términos futbolísticos. Negueruela tenía delante un disparo a puerta vacía. Podía contentar a los empresarios aportando auxilio público a su desgracia privada y satisfacer la única exigencia de Més, que pasaba por no tocar la ecotasa. Pero ahora llega lo más desconcertante. Ante la amenaza de ruptura de sus socios, los socialistas acudieron a la Junta de Portavoces del miércoles con una reculada mayúscula, que él mismo se había visto obligado a pactar. Lejos de admitir su derrota, Negueruela dió órdenes a su equipo para contactar con los medios y trasladar que la vía de la ecotasa seguía adelante, que no daba ni un paso atrás, que lo que había dicho la portavoz socialista Silvia Cano no se había entendido bien. Al día siguiente, él mismo admitió en el Parlament lo que horas antes negaba: habría tres millones en ayudas públicas, pero renunciaba a tocar a la ecotasa. O eso parecía.

La ecotasa sigue en su mente como una obsesión. Ahora ha abierto un plazo extraordinario de cinco días para que puedan reformularse o presentarse nuevos proyectos a la convocatoria del reparto del impuesto turístico con motivo de la quiebra de Thomas Cook. ¿Con qué finalidad se vincula la ecotasa a una quiebra? El Consell de Govern deslizó ayer que trabajan en proyectos de "conectividad". Osea, los turistas pagarán un impuesto para que traigan más turistas. Avanzamos hacia un sinsentido.

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