Diario de Mallorca

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Un caballero que responde al nombre de Andoni Ortuzar y luce el cargo de presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) gritó a los cuatro vientos en el día de la celebración de su grupo político, el Alderdi Eguna, que de eso de que los vascos se sientan españoles, ni por el forro.

El forro al que, en contexto semejante, se referiría un español está muy claro cual es pero semejante interpretación cae por su propio peso habida cuenta de que don Andoni niega la mayor: ni se siente español ni puede llegar a sentirse como tal, así que resulta impensable que recurra a lugares comunes de la lengua que, por extensión, tanto debe odiar. No se le ocurriría, desde luego, mencionar a Sancho Panza como ejemplo de sentido común deseable para los campesinos euskaldunes ni a don Quijote como modelo a seguir por la hidalguía peneuvera. Siendo así, ¿a qué forro se debía referir el flamante heredero de don Sabino Arana?

El más común era, en mis tiempos al menos, el forro de los libros y en particular el que curso tras curso, antes de ir a la escuela, usábamos para proteger los libros de texto. Venía a suponer el primer ejercicio de manualidades que separaba ya a los aplicados, con sus libros de forro impecable, de los desastrosos -como yo- que lucían la envoltura llena de arrugas.

Pero, ¡ay!, la Historia es importante y cabe recordar que el PNV es, desde su origen, un partido de hondas raíces religiosas, si bien atemperadas hoy por la mención habitual de su ideología demócrata cristiana (un oxímoron, si bien se piensa, pero da lo mismo). Las palabras de Ortuzar aludirían, pues, al forro de un libro muy concreto: el misal. Leo que las retransmisiones de la santa misa en la cadena de televisión en euskera, ETB1, atraen tres veces más espectadores en un canal por lo demás flaco en audiencia, apenas un 2% en promedio. Ignoro si los televidentes que siguen la misa en vasco forran sus misales, y ni siquiera he podido averiguar si los tienen pero como el presidente del PNV hablaba en sentido hiperbólico poco importa: la pretensión vana de hacerse sentirse españoles a sus militantes tropieza por necesidad con la cubierta del libro santo. Caer en semejante tentación sería, además de un error político, un pecado y no de los veniales.

Allá los españoles con sus forros, los otros a modo de colgajo salvo en el caso de quienes luzcan los testículos como los tigres: pequeñitos y pegados hacia atrás. Como aseguró don Andoni, el cabreo vasco exige voto vasco y, digo yo, que por las mismas razones que la religiosidad vasca exige forros santos. De lo contrario no se entiende que el PNV acuda desde que terminaron las guerras carlistas a Madrid con la boina hacia arriba en busca de competencias y de los dineros que les corresponden. Se trata de un acto de fe que viene descrito justo debajo del forro. Allí donde pone que a Dios rogando pero con el mazo dando.

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