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Pilar Garcés

El desliz

Pilar Garcés

Malena Contestí, por el motivo que sea

Todos tenemos mucho más claras las razones para salir huyendo de un partido como Vox que las que llevaron a la exdiputada a unirse a un proyecto "antisistema y homófobo". A ver si cunde el ejemplo

Es tan difícil creerse a Malena Contestí hoy que da el portazo a Vox como hace una semana, cuando prometía seguir trabajando por Vox después del 10N desde el Congreso de los Diputados. Lo bueno de que Pedro Sánchez haya convocado otras elecciones cuando no nos ha dado ni tiempo de sacar la ropa de invierno es que la hemeroteca sigue reciente y a mano, incluidas las perlas granadas salidas de la boca de la ya exdiputada. En su carta para justificar la espantada, sostiene Contestí que abandona Vox por su "homofobia, extremismo antisistema, proselitismo totalitario", por "criminalizar a las mujeres que abortan, abriendo la puerta a estatalizar a los niños", por "manipular la realidad vinculando terrorismo con la inmigración" y por propugnar una "vuelta al armario". También se declara horrorizada por las presuntas irregularidades en el manejo de los fondos que, como cualquier otro partido, recibe del Estado. Ay, el dinero. Estropea las relaciones más bonitas. Hace cuatro meses, la abogada afirmaba a este diario que el Pacto contra la violencia de género cometía injusticias contra los hombres, que las uniones de dos personas del mismo sexo no pueden llamarse matrimonio, que se destinan ayudas sociales a traer inmigrantes ilegales y que Franco respetó la ética militar. La confesa animalista lo mismo defendía con aplomo la tauromaquia que apoyaba con énfasis la sagrada unidad de España, pero dejando la puerta abierta a cambiar la Constitución para suspender las autonomías. Entonces Abascal era "Santi", que solo se estaba expresando con vehemencia al pedir facilidades en el acceso a las armas, y la ultraderecha había entrado literalmente al galope en el panorama político para "aportar propuestas". Imposible pensar que se ha caído de un guindo precisamente ahora la joven que lanzaba una mirada asesina a Pablo Iglesias mientras el líder de Podemos saludaba afectuosamente en el hemiciclo a Oriol Junqueras, que salía de la cárcel para recoger su acta, una imagen épica a lo Juana de Arco que dio la vuelta a España.

Mira por dónde, el diputado autonómico de Vox que el otro día confundió el Parlament de Balears con el El Club de la Comedia recitando himnos fascistas para que consten en acta no podrá cantar aquello de "prietas las filas". Tendrá que probar con Pimpinela si va corto de repertorio. Bienvenida sea una deserción en la ultraderecha, por la razón que sea, porque como dijo Sabina, sobran los motivos. Puede que acierte por una vez el centrífugo Jorge Campos y Malena Contestí se haya largado porque la acababan de echar, y el partido no contaba con ella para encabezar la lista en los próximos comicios, pero al menos no lo ha hecho en silencio. De algo servirá su autoinmolación contra un partido crecido a base de efectismos, ocurrencias, noticias falsas y postureos. Ojalá que después de ella cunda el ejemplo y se forme una increíble desbandada de votantes: los que creyeron que mandar a la tropa ultraderechista a las instituciones era un chiste tan bueno como enviar a Rodolfo Chikilicuatre a Eurovisión tienen una segunda oportunidad. Y lo mismo sirve para quienes no solo toleran a Vox, sino que buscan sus escaños para formar gobiernos. Malena Contestí se ha marchado, pero ahí siguen PP y Ciudadanos, dando oxígeno y su poquito de poder a los antisistema.

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