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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Las claves: la abstención y la fidelidad del voto

El 10 de noviembre otra vez elecciones generales. Nadie (?) las quería, ni nadie (?) es responsable. Pero, ¿cuál es la primera reacción de los ciudadanos y ciudadanas? Fundació Gadeso ha publicado en Quaderns Gadeso número 375 "Caminant cap a unes noves eleccions; la ciutadania opina". No se trata de la típica encuesta electoral del CIS que, dado que "las elecciones las carga el diablo", la intención de voto puede sufrir avatares antes del Día D y Hora H. Aquí y ahora únicamente tratamos de analizar y evaluar las primeras reacciones de los hipotéticos votantes ante la convocatoria de nuevas elecciones generales. Especialmente la abstención y la fidelidad del voto.

Comenzamos por conocer el estado de ánimo ante la nueva convocatoria y cual hubiera sido la "solución" preferida. Ambas pueden condicionar la intención del voto el 10N. Un 67,8% (media ponderada) de las personas consultadas manifiesta "no estar de acuerdo con la convocatoria de unas nuevas elecciones generales", frente a un 32,2% (casi un tercio) que "si está de acuerdo". Quizás lo más significativo es analizar tales índices según su posicionamiento en las últimas elecciones. Un 51,6% de la derecha es partidaria de nuevas elecciones, mientras un 82,5% de la izquierda es contraria. En lógica consecuencia, en caso de haberse aprobado la investidura, un 57,5% de los votantes de izquierda hubiera preferido un Gobierno de coalición (80% los votantes de Podemos y 35% de los del PSOE), y un 42,5% un gobierno monocolor 42,5% (20% Podemos y 65% PSOE). Mientras en la bancada de la derecha, un 80% descalifica ambas opciones, y el resto "no contesta".

De la patente insatisfacción ante la repetición electoral, especialmente en la izquierda, podría deducirse una tendencia a aumentar el índice de abstención situado en un 32,5% en las últimas elecciones generales del pasado mes de abril. Es muy probable que aumente, pero no tanto como auguran ciertos analistas. Un 76% de los que votaron en la anterior convocatoria, hoy tiene intención de participar de nuevo; mientras un 22% opta por la abstención; y un 2% no lo tiene todavía decidido. En la izquierda tienen decidido votar un 78% de los socialistas y un 75% de los podemitas. En la derecha optan por votar un 79% de los populares, un 74% de Vox, y un 73% de Ciudadanos. Si se considera que la gran mayoría de los abstencionistas manifiestan intención de mantener su postura, la abstención podría situarse alrededor del 39%, que representaría un aumento entorno al 6/7%, índice no inquietante, pero si significativo.

Otro dato relevante es la lealtad de los votantes, simpatizantes y militantes de los distintos partidos, expresada en la fidelidad de mantener el voto a pesar de los pesares. Un 93% de los votantes del PP seguirán fieles a su voto; un 91% de los socialistas, 88% de los podemitas, 87% los de Vox, y 83% de Ciudadanos. Es relevante que un 8% de votantes de Cs en las elecciones anteriores piense, hoy por hoy, cambiar su voto, un 6% de votantes de Vox y un 5% de Unidas Podemos. La indefinición, no tiene decidido a quien votar, se ubica básicamente en Ciudadanos (9%), Vox (6%) y Unidas Podemos (5%).

Por último, ningún candidato aprueba. Pedro Sánchez 4,5; Albert Rivera 4,2; Pablo Casado 3,9; Pablo Iglesias 3,3 y Santiago Abascal 3. A su vez, un 29% preferirían que gobernara Sánchez, pero únicamente un 23% cree que así será. El dato significativo es que un 29% no sabe quién será el próximo presidente, lo que implica una relevante incertidumbre.

Si así fuera, los partidos "beneficiados" por la intención de participar y por la fidelidad de voto de los votantes, simpatizantes y afiliados de cada partido así como el posible trasvase de votos y la valoración de los líderes, pueden ser el PSOE y PP. Los más perjudicados, Ciudadanos (especialmente), Podemos y Vox. Sin pretender ejercer de gurú, podría ocurrir que el mapa electoral resultante sea muy similar al actual, pero con cambios significativos en los porcentajes de cada partido tanto en el bloque de la derecha y la izquierda. El futuro está abierto.

¡Quedan largas semanas todavía para que los partidos vayan construyendo su relato y propuestas!, más allá del insulto y descalificación del adversario. Y también para que las actitudes y las decisiones electorales de los hipotéticos votantes tomen carta de ciudadanía mediante el voto. Que los dioses nos cojan confesados.

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