Diario de Mallorca

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Por un fútbol sin machismo

El fútbol sigue siendo machista. Queda mucho para que la mujer tenga el reconocimiento que se merece en cualquier ámbito de la vida, también en el deporte, incluido el deporte rey. El pasado fin de semana una árbitra, la palentina Marta Huerta, arbitró el partido de Segunda B entre el Getafe B y la Peña Deportiva. Se ha dicho, equivocadamente, que fue la primera mujer en dirigir un encuentro en la categoría de bronce. La pionera en hacerlo fue, en 1998, la mallorquina Carolina Doménech al arbitrar el Sabadell - Ontinyent. Ella fue también la primera mujer en formar parte de un cuarteto arbitral en la Primera División masculina española.

Cuando debía ascender a Segunda, la frenaron en seco. Se topó con un techo de cristal que empieza a agrietarse, pero que aún debe romperse del todo. Guadalupe Porras ejerció en agosto, en el partido de LaLiga Santander entre el Mallorca y el Eibar, de jueza de línea. Falta por ver a colegiadas principales en la Primera masculina en España, como ya sucede en algunos países como Francia y Alemania. Y sobre todo falta que algún día esto deje de ser noticia, porque será un síntoma de normalidad. En la Tercera balear pitan Amy Peñalver -que también lo hace en la Primera femenina- y Joana Maria Vidal. Están tan preparadas como cualquier hombre.

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