Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Pues así, durante ocho años

Hola, chicos. Lo que ha pasado estos días, duró ocho años. Perdóname, perdóname, perdóname, ya no puedo más, algo de mí, algo más, se va muriendo, quiero vivir, vivir así es morir de amor, el amor de mi vida has sido tú, por amor tengo el alma herida. Entonces no era música del pasado para cantar, mitad en broma, mitad colocados, a última hora del viernes en un karaoke terminal, eran canciones que se programaban en serio, se presentaban a bombo y platillo en los programas estelares de TVE y se adueñaban de una atmósfera que tenía menos música, pero también menos variedad.

La música pop española de los años setenta se cerró a "los conjuntos" (salvo para la canción del verano) y se pobló de solistas "románticos" que hicieron de su cara portada de Lily y póster de Pronto y cantaron en agudo amores graves, subidísimos de emocionalidad, vocalistas portavoces de pasiones ciegas rimadas consonante que eran percha de la ropa más hortera que los tiempos recuerdan.

Y es por eso que mi alma llora.

Entre todos los cantantes cardados, Camilo Sesto de España y Primero de Hispanoamérica fue rey absoluto. El sunami de la nueva ola de los ochenta se llevó por delante a todos los melódicos entallados e hizo burbujas de sus historias de amor pomposo con chispún orquestal y trío de blancas negras.

En su vida personal, Camilo Sesto fue nuestro Michael Jackson, no tanto por su abuso de la cirugía y del postizo con los pésimos resultados de toda acumulación sino por el cultivo de la extravagancia vital y de una soledad alternada con salidas públicas que funcionaban como meteduras de pata. Detrás de su última construcción de hombre mujer y viejo ajovenzado tenía que haber mucho dolor.

Compartir el artículo

stats