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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Crónicas estivales (y VI) de palestinos y autogestionarios

Concluyo estas "Crónicas" narrando dos historietas reales como la vida misma. La primera en plena transición democrática, la celebración en un hotel de lujo de Barcelona de unas jornadas pretendidamente constituyentes de los múltiples y variados partidos socialistas del Mediterráneo con palestinos incluidos; la segunda la intervención en la Yugoslavia autogestionaria de Tito en unas jornadas teóricamente culturales pero en la práctica de talante político.

En la Federación de Partidos Socialistas (FPS), además de los diferentes líderes regionales, destacaba la presencia activa de Juan Garcés. Nacido en Valencia en 1944, licenciado en Derecho, ganador del Premio Nobel Alternativo y Oficial de la Orden de Mérito de Francia por sus contribuciones al derecho internacional en la lucha contra la impunidad de las dictaduras, habiendo tenido presencia relevante como asesor de Allende. Gozaba de un abundante bigote, de un significativo coche con matrícula francesa, y de unas relaciones internacionales relevantes en ambas partes del todavía existente Muro de Berlín. Pero sus relaciones con el PSOE y con sus dirigentes no gozaban precisamente de buena salud.

Y desde tal perspectiva, y aprovechando sus relaciones, organizó unas jornadas con participación activa de los partidos socialistas del Mediterráneo no pertenecientes a la Internacional (IS). El PASOK griego, representantes de organizaciones "hermanas" de Túnez, Libia, Jordania, Argelia, Líbano, Jordania?. Presentes las diversas corrientes palestinas; desde la OLP con su líder Arafat hasta el druso Walid Jumblat. El objetivo era configurar una Asociación de Partidos Socialistas del Mediterráneo como lobby político de presión a la Internacional Socialista (y al PSOE). De España participaba la FPS de cuya delegación formé parte; también participó a título personal el profesor Tierno Galván, que se batió casi a capa y espada con Garcés para presidir el evento. Brilló la escritora Carmen Llera, socialista, breve esposa del Nobel Alberto Moravia y amante del palestino / druso Jumblat. Llamaba la atención la relevante presencia de policía armada en el exterior que pedía documentación a los participantes y/o visitantes; y en el interior la presencia de miembros armados básicamente palestinos y libios que también exigían documentación. Las mesas de trabajo y las asambleas muy interesantes pero muy confusas y con ribetes surrealistas. Los intereses no eran comunes. Me quedé con dos anécdotas: Una interesante amistad que duró años con el jefe de la delegación de la Yugoslavia donde la pretendida autogestión ya era un mito. Y un encargo que me pidió el jefe de la delegación libia: que trasmitiera al Partido Socialista de Andalucía, presidido por A. Rojas Marcos, el interés de Gadafi en establecer unas relaciones prioritarias; y como muestra de su voluntad insinuó el regalo de un hermoso caballo blanco. Hice el encargo. No coment los resultados.

La segunda historieta fue mi participación en unas jornadas culturales/políticas en la exYugoslavia comunista/heterodoxa de Tito. El promotor, Garcés, me invitó a participar para "explicar" la Transición española. En el traslado del aeropuerto de Barcelona al avión conocí a mis compadres: entre otros la novelista Ana Mª Matute, el cantautor Pi de la Serra, el poeta Marcos Ana, que había permanecido 22 años (1939-1961) en las cárceles franquistas, un excelente poeta del PCE cuyo nombre no recuerdo. Se había montado una exposición en una plaza de Belgrado, donde se realizaron múltiples actos. Se nos asignó un guía/traductor. Me correspondió una joven graduada en historia medieval española que se expresaba en un castellano propio de El mío Cid. Fue interesante, pero ya se insinuaban las graves diferencias interregionales que, muerto Tito el cohesionador, terminó como terminó. Teníamos que participar en un acto en la universidad de Zagreb. Noté que los estudiantes "leían" sus preguntas. Intentamos abrir un debate abierto. Imposible, casi terminó como el rosario de la aurora. Lo mejor la sorpresiva presencia de Édith Piaf en un pub de Zagreb.

Conocía la presencia de yugoslavos en las Brigadas Internacionales en nuestra Guerra Civil. Intenté conectar con algunos de ellos. Mi guía me insinuó que tal petición le podía perjudicar. Acudí a otra fuente, mi amigo de la conferencia de Barcelona. Me agradeció la visita, pero se hizo el loco. Finalmente me dijo: "Vendrá a buscarte un taxi mañana a las 19 horas, a cambio de 25 dólares, te acompañará y te recogerá a las 20 horas". Y así fue. Me trasladó a una barriada al exterior de Belgrado. Subí a un cuarto piso. Un hombre mayor, sólo y amargado. Tenían prohibido comunicarse los brigadistas entre sí. Me despedí con un fuerte abrazo, deslizándole 50 dólares. Y se hizo el silencio.

Si los hados me lo permiten regresaré el agosto de 2020 con nuevas y/o viejas crónicas.

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