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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Crónicas estivales (IV): aprendiz de político

No pretendo hartarles contándoles batallitas de los que en la década de los 60-70 intentábamos "hacer política". Escribo estas líneas porque en este momento político una parte del granero electoral del populismo radica en la apatía social, en un sentimiento de que eso de la política es cosa de los políticos, de que hagamos lo que hagamos y votemos lo que votemos nada va a cambiar. Relato parte de la lucha política en los últimos años del franquismo no por nostalgia, sino porque comprendimos (repletos de errores) que la lucha obrera y ciudadana en la conquista de las libertades y derechos, es imposible sin un objetivo y contenido político.

El compromiso político fue complejo. Los partidos políticos fueron desmantelados, sus líderes y militantes perseguidos. Milité en Bandera Roja durante mi estancia en Barcelona (1968-69). A partir de 1970 continuamos en Mallorca, relacionados con universitarios que hacían sus milicias universitarias entre nosotros. Aprendí, aprendimos, mucho de ellos. Algunos de los cuales son ahora personas relevantes en el ámbito político, profesional, cultural, periodístico... Y más tarde en el PCE que era el único partido organizado. El PSOE era escasamente visible, hasta en 1974 que aparecieron. Recuerdo que en una reunión ilegal se presentaron dos que decían representar el PSOE y ninguno de los dos se conocían.

En 1973 constituimos Gadeso con personas diversas y plurales como instrumento de investigación sociológica y a la vez como instrumento de concienciación política. Incluso ganamos un premio de la Fundación Bofill por una investigación sociológica en Son Gotleu. Nuestra sede era el Estudi General Lul·lià. Un relevante empresario próximo al Opus Dei nos consiguió una financiación para dos personas de 10.000 pesetas (600 euros) mensuales de la Fundación Mediterráneo que desconocía nuestras raíces políticas. Cuando fui detenido en marzo de 1975, se finiquitó la financiación y el usufructo del Estudi General Lul·lià.

En los entornos de 1973-74 un grupo de hombres y mujeres de diversa índole decidimos crear un nuevo partido, el Partit Socialista de les Illes (PSI) de base federalista. No en vano fue uno de los fundadores de la Federación de Partidos Socialistas (FPS) formada por catalanes, valencianos, andaluces, vascos, gallegos?Su implantación fue peculiar. Llegamos a editar una revista semanal, El Semanario Cort. Creamos una asociación "legal" titulada Promocions Socials Illenques (PSI) ubicada en la actual sede de Galerias Pelaires, rodeados de Mirós.

En los años 1974-75 comenzaron a crearse plataformas políticas unitarias. En Mallorca fundamos un colectivo de debate y de coordinación, Tramuntana, formada por diversas fuerzas políticas democráticas (democristianos, comunistas, socialistas, carlistas, troskistas, autonomistas, nacionalistas...). Estas plataformas unitarias fueron fundamentales para articular la transición democrática. Aprobada la Constitución, como era lógico, "cada oveja con su pareja"; léase cada partido comenzaba a hacer su propio camino, pensando ya en las primeras elecciones generales de 1977. En la FPS se abrió un debate acerca de si abríamos un proceso de unificación con el PSOE o seguíamos una ruta autónoma.

Celebramos una reunión en Madrid entre representantes del PSOE ( Alfonso Guerra, otro dirigente socialista cuyo nombre no recuerdo, y un dirigente del PSOE de Balears), tres representantes del PSI, y con la presencia de Enrique Barón (miembro destacado de la FPS y después ministro con Felipe González y presidente del Parlamento europeo). Se nos propuso una forma de integración similar al PSC de Catalunya. No fue posible entre otras razones porque uno de los presentes (¡yo no fui!) no aceptó el talante socialdemócrata del PSOE. Malgré tout algunos por lealtad decidimos no abandonar el barco, y nos hundimos con él. Alfonso Guerra muchos años después me recordó la historieta.

El PSI acudió a las elecciones coaligado con el PSP, "Unidad Socialista". El fracaso estaba cantado frente al PSOE apoyado por la Internacional Socialista. Después de la derrota electoral unos optaron por desembarcar en el PSOE; otros intentaron trasformar al PSI en el PSM de definición nacionalista; y los demás decidimos retirarnos (momentáneamente o no) a los cuarteles de invierno.

Ese fue mi aprendizaje político. No fue un camino de rosas. Muchos saltamos como las ranas de partido en partido hasta encontrar el propio. Cometimos errores, y aprendí de los propios y ajenos. Se que compañeros míos luchadores por la democracia quedaron "quemados" por los, según ellos, escasos resultados obtenidos. Reconquistada la democracia la política debía hacerse, aunque no sólo, en las Instituciones democráticas y a través de los "vituperados" (no siempre con razón) partidos políticos. Continuará.

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