El pasado 5 agosto nos ha dejado Maena Juan Marqués, después de una vida intensa y profusa, tanto por sus compromisos como por su práctica vital, en la que también resaltan sus valores humanos y personales. La templanza, el buen humor y el buen trato, hicieron de ella una persona a la que estimar sin reservas.

Dedicó su vida al servicio a los demás desde un cristianismo comprometido y consecuente, con una labor inmensa de mecenazgo de diferentes iniciativas, con su apoyo a la militancia sindical y política clandestina, así como en UGT y últimamente en ATTAC.

Ella eligió que sus recursos económicos y personales, tenían que dirigirse a los que más lo necesitaban, a quienes llegaban a Mallorca buscando un trabajo, a los más explotados, a los más indefensos, sin caer en lo caritativo o la limosna, por eso, puso su vida y su herencia familiar, en la noble causa de establecer mecanismos de defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, desde los años 60 hasta el final de su vida.

Muestra de ello es el valor que tuvo de apoyar a quienes luchaban desde la clandestinidad para conseguir las libertades. Su visión le llevó al final del franquismo a crear junto a otras personas, pero financiado por Maena, en los locales de la calle "Mar sis" un centro de formación, reunión, incluso de residencia, de las personas que llegaban para trabajar en el turismo, con el fin de crear conciencia, hacer formación o dar "acolliment" a las personas más vulnerables en ese momento.

De la misma forma creó con otras personas activistas la actual "Fundació de Servei de Cultura per el Poble", que sigue acogiendo a entidades sin ánimo de lucro o impartiendo formación y asesoramiento a migrantes y personas en situaciones de vulnerabilidad.

Buscó aliados y compañeros para agrandar el efecto de su apuesta personal de vivir sus creencias religiosas sin hipocresía ni rituales estériles. Era todo lo contario a las formas religiosas fariseas que se exhibían en franquismo y que en la actualidad parece que algunos personajes públicos, vuelven a recuperar haciendo gala de su catolicismo, que justifique el abuso social, el aprovecharse de las personas más débiles o demonizar al migrante. Todo eso que ella tanto denostaba.

Recientemente la historiadora Manuela Aroca ha publicado el libro Sindicatos, turismo de masas en las Baleares. Del franquismo a la democracia sobre el sindicalismo de los años 60 y 70. En él aparecen 24 referencias a Maena Juan. Si se analizan esas páginas, observaremos que hubiera sido muy difícil configurar el sindicalismo en la hostelería de Mallorca, sin la aportación de Maena, sin la convicción que tuvo de ayudar a mejorar la vida de las personas que habían migrado hasta Mallorca, desde las tierras más pobres de la Península y que se encontraban aquí, haciendo posible el "milagro" de hacer ricos a unos pocos con el turismo, a costa de un abuso permanente y generalizado sobre muchas personas.

Romper ese binomio de riqueza fácil junto al abuso extenso, fue un objetivo en la vida de Maena Juan, pero lo hizo a través del apoyo y el aporte a la creación de un sindicalismo de clase y reivindicativo como fue la Escuela de Formación Social, los "acolliments", la ASUDTH (Alternativa por un Sindicato Unitario y Democrático de Trabajadores de Hostelería) y más tarde la UGT de hostelería, en la que tuvo militancia y diferentes responsabilidades. Además fue miembro del comité de empresa del Hotel Bellver en los 27 años de trabajo.

En ese hotel se produjo uno de los primeros conatos de movilización, al que se sumó Maena Juan y Maria Bonnin que movilizaron a las camareras de pisos por pedir las 8 horas y respeto salarial a las categorías que establecían las Ordenanzas Laborales de Hostelería. Es decir, que se cumpliera ¡la ley franquista! Desgraciadamente hoy muchos centros de trabajo del turismo, siguen con el mismo problema, pero en otros muchos pueden gozar de un marco de referencia laboral que se respeta, en parte, porque el sindicalismo en Balears ha consolidado esos derechos a lo largo de 60 años.

La lucha por los derechos sociales y sindicales en Mallorca, tuvo el apoyo personal, material, financiero y humano de Maena Juan, que lo facilitó, lo impulsó, lo protagonizó y lo vivió en primera persona. Los trabajadores y trabajadoras de la hostelería y el turismo de Balears, deberían saber que buena parte de sus derechos y condiciones de trabajo reconocidos, son fruto del esfuerzo, el sacrificio y la lucha de personas como Maena Juan.

Es un gran legado que seguro recordaremos y mantendremos vivo sus amigos y amigas, su compañeros y compañeras, del que se pueden sentir muy orgullosa toda su familia.

Dejaste una Mallorca mejor y más justa. En el recuerdo siempre, Maena.

Un grupo de amigos y amigas sindicalistas de la UGT-Baleares