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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Cien policías por desahuciada

El desahucio en Son Gotleu de una madre nigeriana con dos hijos discapacitados requirió la semana pasada de la movilización de nueve furgones de la Policía Nacional, poblados por los respectivos funcionarios armados. Gracias a esta sabia medida preventiva, ni la mujer desalojada ni sus hijos ejercieron la violencia, un recurso tan habitual entre las clases desfavorecidas. Protegidos por decenas de efectivos policiales de una persona inocente y de dos niños, los palmesanos pudimos respirar más seguros que nunca. (No olvidemos a los manifestantes, estos malditos rojos que no se han enterado de que Podemos también es de derechas, y que eran superados en número por los agentes).

Esa misma noche ardían otras dos baterías de contenedores en el Molinar, pero no se puede estar en todo y los policías se hallaban velando armas para su triunfal intervención frente a una madre sin ninguna acusación pendiente y, sobre todo, frente al peligro para la seguridad ciudadana que comportaban los menores. Dada la pasión de estos cuerpos por la hojalata, nuestras autoridades progresistas han de exigir que se condecore con el metal correspondiente a los diseñadores del dispositivo. Tiene mérito que no se registrara ni un incidente, pese a la concentración de seres humanos armados.

Por delante y por detrás, hasta un centenar de funcionarios han colaborado en el feliz desahucio por impago del alquiler de una mujer y sus dos hijos. No incurriremos en la demagogia de reseñar los centenares de resoluciones judiciales desobedecidas hoy mismo en Mallorca, sin que ninguna autoridad se preocupe de imponer su cumplimiento. Sin embargo, la fenomenal exhibición de músculo obliga a una consideración elemental en una isla fenicia. Esto quién lo paga. Con el dinero allí gastado, se podría sufragar un par de años del alquiler de la familia expulsada de su casa.

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